¡Feliz Navidad!!! Hoy es 25 de diciembre y me encuentro
feliz. Esta es mi Navidad número 50. Me siento ligera y en paz.
Hemos pasado una nochebuena en familia con espíritu festivo,
gran comilona y muchos regalos.
Aunque acudí a mi sesión de radio por la mañana, llevé un
queque navideño a las encargadas de mi máquina y por fin las vi sonreír. Por la
tarde descansé un poco y por la noche estuve OK.
Hacer dieta vegetariana en estas fechas es un poco difícil
pero no imposible. Pero si a la falta de carne le agregamos nada de fibra ni de
lácteos ni de grasas, entonces ya la cosa se pone más complicada.
A mi doctor de medicina china no le interesa exponer mi
hígado, la prioridad es desaparecer los nódulos, así me lo ha dicho así que he
vuelto al mix de hierbas original y a las pastillas anticancerlín (12 por día).
Además estoy tomando agua alcalinizada lo más que puedo y esto me da
tranqulidad para pecar, de ser necesario.
Por la radio debo cuidar mi alimentación para evitar la
diarrea y la inflamación. Ayer me
invitaron al chifa, yo pensaba tomarme una sopita wantán, pero terminamos
comiendo pollo a la brasa… Pequé y devoré el pollito, pero dejé las papas fritas
y la ensalada, los reemplacé por un poco
de arroz que había en va refri y todo quedó bajo control.
En la cena, no había necesidad de pecar, pero igual lo hice.
Probé unpoco de chanchito y otro tanto de pavito…HMMM!!! Yo había preparado un
guiso de champignones y coles de bruselas pero ya quedará para el recalentado…
Felizmente el arroz árabe y los purés no constituyen ninguna transgresión.
Mi hermana mayor está muy preocupada por mi nutrición.
“Vuelve a la carne”, me dice, pero yo le explico que todavía tengo opciones.
Puedo tomar mi quinua, pero colada, voy a intentar con la leche de almendras y
en vez de mantequilla o palta tengo humus
de garbanzo, que felizmente me gusta y he aprendido a preparar gracias a google.
La Navidad está en nuestros corazones, dicen por ahí, yo
creo que es verdad, siento que es verdad. En este momento disfruto de mi
colección de villancicos y me siento transportada a un mundo mágico de
esperanza, ilusión y, sobre todo, mucho amor.
Gracias señor por la Navidad y la magia contagiante que trae
consigo. Bendice a mis doctores, a sus equipos de colaboradores, a mis amigos
y, en especial, a mi familia. Lleva bendiciones, esperanza y alegría a aquellos
que están solos y a los que sufren alguna carencia. Gracias por permitirme disfrutar
mi Navidad número 50.