martes, 25 de diciembre de 2012

Disfrutar de la vida y la dieta navideña


¡Feliz Navidad!!! Hoy es 25 de diciembre y me encuentro feliz. Esta es mi Navidad número 50. Me siento ligera y en paz.

Hemos pasado una nochebuena en familia con espíritu festivo, gran comilona y muchos regalos.
Aunque acudí a mi sesión de radio por la mañana, llevé un queque navideño a las encargadas de mi máquina y por fin las vi sonreír. Por la tarde descansé un poco y por la noche estuve OK.

Hacer dieta vegetariana en estas fechas es un poco difícil pero no imposible. Pero si a la falta de carne le agregamos nada de fibra ni de lácteos ni de grasas, entonces ya la cosa se pone más complicada.

A mi doctor de medicina china no le interesa exponer mi hígado, la prioridad es desaparecer los nódulos, así me lo ha dicho así que he vuelto al mix de hierbas original y a las pastillas anticancerlín (12 por día). Además estoy tomando agua alcalinizada lo más que puedo y esto me da tranqulidad para pecar, de ser necesario.

Por la radio debo cuidar mi alimentación para evitar la diarrea y la inflamación.  Ayer me invitaron al chifa, yo pensaba tomarme una sopita wantán, pero terminamos comiendo pollo a la brasa… Pequé y devoré el pollito, pero dejé las papas fritas y la ensalada,  los reemplacé por un poco de arroz que había en va refri y todo quedó bajo control.

En la cena, no había necesidad de pecar, pero igual lo hice. Probé unpoco de chanchito y otro tanto de pavito…HMMM!!! Yo había preparado un guiso de champignones y coles de bruselas pero ya quedará para el recalentado… Felizmente el arroz árabe y los purés no constituyen ninguna transgresión.

Mi hermana mayor está muy preocupada por mi nutrición. “Vuelve a la carne”, me dice, pero yo le explico que todavía tengo opciones. Puedo tomar mi quinua, pero colada, voy a intentar con la leche de almendras y en vez de mantequilla o palta tengo humus  de garbanzo, que felizmente me gusta y he aprendido a  preparar gracias a google.

La Navidad está en nuestros corazones, dicen por ahí, yo creo que es verdad, siento que es verdad. En este momento disfruto de mi colección de villancicos y me siento transportada a un mundo mágico de esperanza, ilusión y, sobre todo, mucho amor.

Gracias señor por la Navidad y la magia contagiante que trae consigo. Bendice a mis doctores, a sus equipos de colaboradores, a mis amigos y, en especial, a mi familia. Lleva bendiciones, esperanza y alegría a aquellos que están solos y a los que sufren alguna carencia. Gracias por permitirme disfrutar mi Navidad número 50.  

viernes, 21 de diciembre de 2012

Inicio de una nueva era


Ayer, por fin, empecé con mi radioterapia. Así que llego al “último día del calendario maya” con mi primera dosis de radiación, preparada para acabar con un calendario de enfermedades e iniciar uno nuevo de salud plena.

A pasado casi un mes desde que me hicieron la biopsia y por una u otra razón hemos demorado mucho.

Primero, tuvimos que esperar una semana  porque el doctor radioterapista estaba enfermo – los médicos no deberían enfermarse jamás-. Luego, cuando por fin obtuve la cita con él me indicó: "Mientras abrimos su historia y hacemos los trámites del seguro vaya tomándose esta tomografía. Ya la vamos a llamar ". Pasó nuevamente una semana para obtener los resultados. Tomándole el pulso al  tiempo pedí una cita sin que nadie me hubiera llamado.  En esta nueva reunión con el doctor me explicó su plan a seguir: “Vamos a estudiar su caso y ya la vamos a llamar”. El doctor y su equipo tenían que  hacer su plan de ataque y pedir la carta de garantía. Pasaron un día, dos, tres, contemos cerca de una semana y la compañía de seguros no aprobaba la carta. La observaron tres veces por las razones más absurdas. Falta el informe de las últimas resonancias (pero si yo se las di al doctor ¡plop!), falta un informe del médico que indique que necesita la radioterapia (a falta de uno le consiguieron dos informes), queremos un informe más extenso y que nos indiquen dónde se va a realizar el tratamiento (¿pero no queda claro qué centro médico está pidiendo la carta de garantía???).

La agente de la compañía bróker de seguros que me atiende es un ángel. Ella pelea con la compañía de seguros como si yo fuera de su familia. Es súper eficiente. Pero ni con todas sus habilidades lograba mayores avances.

Me fui a la playa a relajarme un poco con mis hermanas, una escapada de Lima. Pero mi relax no fue tal, aunque debo de reconocer que la distancia siempre te da cierta perspectiva. De pronto hice click y un foco se encendió en mi mente: “Si lo que me tortura es que se pasen tantos días después de que me han hecho un raspón en la vagina y las células pueden andar dispersándose por ahí sin recibir tratamiento ¿Por qué no empiezo de una vez pagando yo misma el tratamiento?”.

Llamé al centro de radioterapia le pedí el presupuesto: Yo cubriré la primera semana, le dije pero empiezo HOY. Ahí me enteré que la primera semana era la más cara porque incluye todos los estudios de planificación, la preparación de la máquina, etc. Lo más económico eran las sesiones de radioterapia. Cada sesión de radioterapia cuesta 100 dólares, pero la cuenta llegaba a 1,600 dólares.

Al diablo con el dinero, pensé. Para casos extremos como este es que una ahorra. Este es uno de esos momentos en que una mujer puede y debe vender sus joyas si es necesario.

Así que saqué mi cita, avisé a mi broker de mi decisión y recupere el control.“Yo decido sobre mi salud”, escuchaba mi voz al teléfono. “…por la ineficiencia del seguro no voy a poner en riesgo mi vida, ya luego veremos cómo me reembolsan lo invertido… me están perjudicando y yo tengo otras opciones…”. Me volvió el alma al cuerpo y por fin pude relajarme.

Adelantamos nuestro regreso a Lima para recorrer los 70 km que nos separaban de la ciudad y atravesarla justo a la hora en que las avenidas se ponen intransitables y llegar en tiempo récord al corazón de San Isidro, en plena época navideña.

Dios estaba de mi lado, no hay duda.  La carta de garantía se aprobó milagrosamente y estuve  cinco minutos antes de la cita. Me hacen pasar con el doctor quien muy risueño me indica que todo ya está listo pero que la máquina está en mantenimiento, estaríamos empezando después de fiestas, exactamente el 26.  Y nuevamente escucho: “Ya la vamos a llamar”.

Si lo miraba por el lado bueno, de ser así podría comer rico en Navidad, pero esperar una semana más me resultaba insoportable. Para el 26 no me van a durar las marcas que me hicieron en la pelvis, le digo al doctor. Es más, las marcas ya casi están borradas porque el plástico que las protegía ya se me salió… Bajamos al área de tratamiento para que me volvieran a marcar y nos damos con la sorpresa que el acelerador lineal ya está en funcionamiento. El doctor se demora un poco pero cuando regresa me dice: “Empieza mañana”. Eso sí que fue música para mis oídos.

Así que por fin, empecé. Ayer me fui a ver una linda película “Una aventura extraordinaria”, del director Ang Lee a las 11 de la mañana -en función para periodistas- luego tuve el almuerzo navideño con mis compañeros de trabajo y de ahí volé hacia el centro de radiooncología.

Esta vez fui sola, estaba absolutamente en control de mis emociones, feliz de empezar mi tratamiento. No se siente nada, solo un zumbido como el de un moscardón y la máquina gira alrededor de tu cuerpo, se ubica en la zona de las marcas y lanza sus rayos. Lo único que tengo que hacer es mantenerme quieta. Eso es fácil.

Por la tarde fui a mi clase de “entrenamiento autógeno” y estuve a punto de salirme porque no aguanto al profesor. El entrenamiento me parece bacán, pero no soporto a las personas fanáticas que solo te repiten unas tres ideas a lo largo de 90 minutos. El principio es el mismo: la auto-curación, pero prefiero los códigos curativos. Yo tomo mi manual entre mis manos y listo. Aquí debo escuchar el mismo discurso clase tras clase para que al final en un lapso de 3 minutos hagamos el nuevo ejercicio…  ¡No vuelvo más!!!!


Señor, gracias por los pequeños milagros de cada día, gracias por los momentos de iluminación que te llevan a decir “¡Basta!” y recuperas el control. Gracias, también por los ángeles que pones en mi camino. Bendice a todos los que me rodean e ilumina mis decisiones.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Más recia que Kina Malpartida


Estoy a una semana de cumplir un año  de esta nueva aventura en contra del cáncer. Un año puede parecer muy largo o puede parecer muy corto.

A mí se me ha pasado volando. Los primeros ocho meses tuvieron un ritmo normal pero los últimos cuatro  meses han sido de locos. He hecho muchísimas cosas, como se diría he vivido a alta intensidad…

Pero ahora bajaré el ritmo. Aprovecharé las vacaciones y de aquí a marzo viviré en slow motion, quiero tener más tiempo para mí, para escribir.

Mañana me tomarán un tomografía en mesa plana para que puedan planificar bien mi radioterapia.
El miércoles me reuniré nuevamente con el radioterapista y seguramente me explicará los detalles del tratamiento. Estos son unos días muy duros para mi estabilidad emocional. Hago ejercicios para mantener el autocontrol y más o menos que lo logro, pero a ratos flaqueo.

Estoy sensible y me voy a alejar de todas aquellas personas que puedan tirar abajo mis frágiles fuerzas. Hoy estuve con mi tía más cercana, nos reunimos para orar junto a la corona de Navidad. Todo iba muy bien hasta que ella se mandó con su petición en voz alta como si yo no estuviera ahí presente, escuchando todos sus temores respecto a mi salud. Me ha afectado.

Hay personas que me apoyan de otra manera, que me ayudan a aceptar mi situación pero de una manera positiva. Mi amiga escritora que está por cumplir 80 años me cuenta que cada día es un regalo y que debo vivirlo lo mejor que pueda, que debo divertirme. Eso me da paz. Mi cuñado me ha animado a ir a un curso para controlar el stress. Espero que el gurú sea muy bueno porque yo soy un hueso duro de roer… Mi socio me ha conseguido un lote de botellas de agua alcalina con PH de 7.9 y 9.5  para ayudarme en mi tratamiento y tal vez evitar la quimio. Mi hermana me ha traído pasas chinas, unas semillas que se llaman chia, salvado de avena para limpiar mi colón y hasta un táper con quinua ya preparada para asegurarse que me estoy alimentando bien, en fin…por ayuda no me quedo.

Mis compañeras de trabajo se han confabulado entre ellas para evitar que tome gaseosa. Estuve dos días con dolor de cabeza y yo sabía que se me pasaría si tomaba una coca cola. Aproveché un descuido de ellas y santo remedio. Adiós dolor de cabeza. Pero claro, en estos días de tanta tensión   saber si el dolor de cabeza es por síndrome de abstinencia de las gaseosas, si porque empecé los códigos curativos y el dolor de cabeza es señal de que me estoy sanando o si la cabeza me duele porque durante la noche he apretado terriblemente los dientes…

Mañana empieza la semana, ojalá empecemos con el tratamiento también.


Señor, gracias por cada nueva oportunidad que me das de replantearme mi vida y ser mejor persona. Dame fuerzas para afrontar esta nueva etapa de lucha e ilumina a los médicos para que encuentren la mejor forma de tratarme. Bendice a todos mis ángeles terrenales que me acompañan y me alientan cada día, por favor.

martes, 4 de diciembre de 2012

Nuevamente… ¡al ataque!!!


En 19 años como paciente oncológica puedo dar fe de cómo avanza la ciencia en beneficio de un buen diagnóstico o a favor de mayor exactitud y precisión durante el tratamiento.

En mis primeras dos experiencias de lucha contra el cáncer (años 1993-94  y 1997) recuerdo que enfrentar el día de control era un acto heroico. El oncólogo  me pedía un examen de sangre completo y un marcador Ca 125, una placa de tórax y una ecografía abdominal-pélvica. Además me hacía un examen clínico minucioso en busca de ganglios inflamados o alguna otra señal.

Esos minutos de silencio durante los cuales el doctor, leía los informes y observaba las imágenes se me contenía la respiración. Y cuando por fin el médico me decía “Vamos bien” o algo así, me retornaba el alma al cuerpo. Al principio estos controles eran cada tres meses, luego cada cuatro, luego cada seis y por último cada año. Hubo momentos terribles en que me enfermaba días previos a la fecha del control. 

Mis nervios me traicionaban. Si en esa época me hubieran dicho que alguna célula había escapado al tratamiento me hubiera desmoronado y entrado en crisis.

Hoy podría decir que mi peor miedo se ha hecho realidad. Durante el último control me han detectado dos pequeños nódulos que han escapado al tratamiento o que se han desarrollado una vez concluido este. Han pasado seis meses de mi última quimio y esta es la novedad.

Sí, estoy enfrentando un momento difícil, pero no me siento agobiada. Esta nueva tecnología del diagnóstico por imágenes ya venía mostrando cierta situación que se interpretó inicialmente como la huella de mi operación anterior, pero ahora ha mostrado una señal de alarma. Han pasado solo 20 días y ya me extrajeron uno de los nódulos, ya lo analizaron y ya estoy por iniciar un nuevo tratamiento. Esto es lo que se llamaría un diagnóstico precoz. En otras épocas este nódulo no se hubiera detectado hasta que hubiera presentado molestias y la ecografía solo hubiera detectado aquella actividad visible para ese método.

No me gusta creer que todo lo que aparece en la resonancia es cierto. Me gustaría pensar que mi cuerpo se va a defender solo y que podría desaparece el nódulo por su cuenta. Quisiera apostar que si esperamos unos meses tal vez cambie el panorama, pero para qué arriesgarme.

En estos días me tomarán una tomografía especial para que sirva de guía para la radioterapia, de modo que puedan atacar localizadamente  la zona afectada. Ahora estoy en manos de un radioterapista, un doctor que también trabaja en el INEM y que se une a mi equipo de salvadores.

He empezado nuevamente a realizar los códigos curativos, estoy trabajando el autocontrol. Mi frase del día es “Puedo triunfar o puedo fracasar, pero al menos sabré que el miedo no me paraliza. Confío en la vida y en la voluntad de Dios”. Así sea.


Gracias, Señor por los avances de la ciencia, por los doctores que no escatiman su tiempo, porque no soy una historia clínica ni una estadística más. Para todo el equipo médico soy Miski o Miskita (en diminutivo). Todos me saludan, me apoyan, me alientan y se preocupan sinceramente por mí. Gracias, Señor, por tantas bendiciones.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Feminidad herida


Hace un par de días, tal vez tres, asistí a la cita con mi ginecólogo oncólogo para que me extrajera el nódulo que se ha manifestado al fondo de la vagina.

Si alguna vez has ido al ginecólogo y te han hecho el papanicolaou, ya te imaginarás la situación. Solo que esta vez había un monitor de TV y otro aparato que no sé que era.

Bien tapada con mi batita estaba yo tendida en la camilla esperando que me anestesiarán o me inyectaran un relajante cuando el doctor atacó, empezó a introducirme el espéculo (así se llama ese horrible aparato) y por supuesto no entraba…

-“Relájese” me decía la enfermera, pensando que con su voz dulce  llegaría disipar mis peores miedos y temores.

-“¡AY!!” -era mi respuesta- ¡AUUUUU!, ¡AUCHHHH!, ¡AYYYYY!

De pronto se manifestó el doctor furibundo:

-Así no vamos a poder continuar… si no aguantas ni que te ponga el espéculo imagínate si sangras y te tengo que cauterizar…

-Pero, doctor, ¿no me va  a anestesiar??? -Pregunta ingenua, mi médico había decidido proceder "al natural”, sin mi consentimiento.

-El único dolor que se aguanta es el ajeno- dijo el doctor algo conciliador- Vamos a tener que sedarte.- Perfecto, pensé, ahora sí me inyectarán algo, pero no. De pronto escuché- Cámbiate, tenemos que pedir sala, aquí no puedo hacerlo.

¿WHATTTTTTTTTTTT???????????? ¿Qué pasó? ¿De qué me perdí? Si no podía hacerlo ahí, ¿qué hacíamos ahí…??       

-Cámbiate -me ordenó la enfermera.

Los ojos se me llenaron de lágrimas y me eché a llorar. Encerrada en el bañito-cambiador, lloré, lloré y lloré…. Mi feminidad había sido ofendida. Un tractor había pasado encima de mí y yo no me había dado cuenta.

El espéculo no me entraba ¿y yo tenía la culpa? WHATTTTT???? Todo sonaba a que yo era una caprichosa y le estaba haciendo perder el tiempo al doctor. Pero yo había sido muy clara y le había insistido en que me anestesiara porque ya había sido torturada en una experiencia anterior con otro médico. Me habían hecho una biopsia y casi me muero del dolor. “No quiero que me torture, doctor”, le había dicho claramente pero él no había entendido. O no quiso entender.

Quince minutos después, salí con mis ojos hinchados y la nariz roja, dispuesta defender mi cuerpo de cualquier agresor. Pensé que este también es un tipo de violencia contra la mujer, una violencia clínica, tal vez de emergencia oncológica… pero violencia. Me acordé hasta de Foucalt y los mecanismos de control del estado, pensé que “el Estado cree que el cuerpo de las mujeres les pertenece”. Mi doctor como trabaja en  Neoplásicas, que es un hospital el Estado pensará que puede decidir sobre las vaginas ajenas. Pudo haber tener la mejor de las intenciones en apurarse a extraer el nódulo y hacer el análisis patológico que necesitamos para que podamos seguir evaluando mi caso y hacer el tratamiento correcto. Pero de ahí a decidir sobre mi cuerpo y sobre mi dolor... no considerar mi voluntad… ¡Oh, craso error!! Esta vagina es mía y estoy dispuesta a defenderla hasta las últimas consecuencias.

Alguien le tiene que decir a los médicos ginecólogos, que las vaginas son de las mujeres, no del Estado, y que no es verdad que no se sienta dolor. Si son el centro del placer, cómo no van a sentir dolor… Pienso en la consulta con el dentista. En todo momento te ponen anestesia aunque no quieras Pero por qué los ginecólogos no nos ponen anestesia.

Ya me cansé de someterme en silencio a estas revisiones humillantes. Algo tiene que cambiar…Yo no soy una cosa, soy una persona. Y si  los médicos piensan que el dolor es imaginado o no lo es tanto, porque le cuerpo de la mujer está hecho para soportar el dolor del parto. Entonces que se metan el espéculo por donde les quepa, sin vaselina y sin anestesia, y después me dicen si duele o no.


Gracias, Señor por la claridad  que nos llega después de los peores momentos de turbación. Dame fuerzas para luchar por los derechos de la mujer frente a la consulta ginecológica e ilumina a los doctores para que nos comprendan.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Increíblemente evasiva


Mañana tengo cita con mi oncólogo. La cita de los seis meses. Así que esta semana ha sido tensa, con exámenes médicos de por medio y la cita pendiente con mi ginecólogo.

Lo habitual habría sido que estuviera llena de ansiedad por la cita de mañana, pero no. El martes me llevé una gran sorpresa cuando fui a la cita pendiente con el ginecólogo-oncólogo. Yo empecé con mi rollo de la orina que se me escapa - que ya es un problema que lleva tiempo, incluso antes del tratamiento-, pero que el problema es que ahora es de color rojizo lo que me hace pensar que tengo arenillas, aunque el examen de orina descartó que hubiera sangre. “Repetiremos el examen” fue todo su comentario.Pasemos a revisarte”.

Y ahí estaba yo en la camilla, dando el consentimiento para que tomaran el papanicolau  cuando el doctor me dijo “lo que pasa es que aquí tienes un nódulo – ¡¡¿¿CÓMO????!! Grité yo para mis adentros, no era que hace tres meses él mismo me había jurado que se trataba de la cicatriz de mi histerectomía?????? Hellooooo!!!!-, se ha empezado a manifestar”, continuó imperturbable como si habláramos de un nódulo que hubiera estado ahí toda la vida. Esto es lo que está sangrando, no necesitas repetir el examen de orina. Ya puedes cambiarte”.

El mundo giraba en cámara lenta, a mí me costaba hilvanar las ideas. Uno, la cicatriz ya no es cicatriz, ahora es el nódulo. O sea la resonancia tenía razón, solo que tres meses después se ha manifestado… Dos, hace dos meses que me viene sangrando el nódulo (por la vagina) y yo creía que era la orina que se escapaba- Imposible que yo no sepa diferenciar una cosa de la otra a estas alturas de mi vida… Tres, ¿será una trampa de mi mente…convencerme a mi misma de que se trata solo de orina colorada en vez de sangre vaginal? Sé que desarrollamos mecanismos de defensa para enfrentar la realidad, pero este sería un mecanismo para evadirla.

Cuando volví a mi asiento frente al escritorio del doctor me sentía tan abochornada. “Pensará que soy una tarada…” resonaba en mi mente cuando el doctor dijo: “¿cuándo puedes venir para hacerte una biopsia? ¡Es urgente!”

El mundo no colapso, pero sentí una gran confusión. Sentía rabia, mucha rabia, quería pegarle un puñete al doctor por haberme dado falsas expectativas con respecto al nódulo hacía tres meses. También sentí desazón porque mi tratamiento vegetariano no había dado el resultado previsto –o tal vez sí, ¿quién sabe-.

Salí de la consulta y me olvidé de ser vegetariana, me desquité con un plato de arroz con pollo, luego con un sándwich de pollo, pero no los disfruté. Me he atragantado de gaseosas sin culpa, ya que no es un problema de orina sino de otro tipo – del peor tipo.

Mañana iré al oncólogo, veremos los resultados de mi resonancia y de los exámenes de sangre y discutiremos los pasos a seguir. Por lo pronto parece que el lunes me hacen la biopsia. De ahí habrá que esperar algunos días para tener los resultados y saber de qué se trata esta vez.

Mientras tanto rezaremos.

Gracias, Señor, porque estoy bien y en buenas manos a pesar de las malas noticias. Ilumina a mis doctores para que tomen las decisiones acertadas y dame fuerzas para afrontar la realidad por dura que esta parezca. Prometo poner todo de mi parte para salir adelante.

domingo, 28 de octubre de 2012

Tres veces ESTRELLA


En mi vida se suceden los acontecimientos a veces con mucha rapidez y no me dejan darme cuenta de lo que realmente está ocurriendo.

Así me ha pasado con este tema de ser estrella de TV.  Salir en el  Programa Cuídate Mucho ha sido un paso muy importante para mí. Salir a contar mi historia a través de una entrevista dando mi cara, con mi nombre y apellido, sin seudónimos. No era Miski, la guerrera, era Rosa María, la escritora.

Verme  en TV fue un cúmulo de emociones desconcertantes. Justo para ese fin de semana mi hermana me había pedido que su hija de 15 años se quedara conmigo, yo ya estaba comprometida cuando me avisaron que salía el programa, esa noche. Yo no le dije nada, esperando que quisiera irse a ver su facebook o jugar algo en la compu, pero no ella se acomodó a mi lado a ver la TV. Yo estaba aterrada.

El programa empezó y yo sentí PUDOR, MIEDO, VERGÜENZA, todo al mismo tiempo, lo único parecido que se me ocurre se denomina AMPAY.

Yo conocía mi historia, he trabajado mucho la de Miski, pero en la TV discurría otra, la que el programa contaba de mí. Y sí, era yo hablando de mi vida, de mis tres cánceres, de mi separación, de mi sobrevivencia, de mi misión con los niños. También estaban las historias de las otras dos chicas, valerosas y optimistas.

Sobreviví a la emisión del programa, pero quedé en estado de shock. No tenía mucho tiempo para digerir lo que me estaba pasando porque al día siguiente, recibiría a mis pequeños escritores a las 10 am y por la tarde sería una estrella de la Literatura Infantil en mi encuentro de Halloween con mis lectores en una de las mejores librerías de Lima. Y yo estaba a cargo de la producción. Por la noche me fui al cine a olvidarme de todo con una película a la medida de mi evasión.

El domingo se cumplían 23 años de la muerte de mi mamá. Mi hermana había reservado misa  las 10,30, pero yo no fui. A esa hora me estaba dirigiendo a Quebrada Verde en Pachacámac para hacer el circuito y luego convertirme nuevamente en  estrella solidaria y dirigir un taller con los niños de la zona. 

El tiempo y las fuerzas me alcanzaron milagrosamente para hacer todo y volví a mi casa como a las ocho de la noche.

Caí rendida, no pensé en nada y dormí hasta el día siguiente. El lunes me levanté temprano, corregí lo exámenes parciales de mis alumnos de la universidad, me preparé mi desayuno y justo cuando me iba a bañar me di cuenta que eran las 10.10 y que mi clase no era a las 11 sino que ya había empezado sin mí. Tuve que llamar, dar una excusa y volver a la rutina lo más rápido posible.

Esta fue la primera señal de mi turbación emocional.  La semana fue dura, felizmente resolví los temas de trabajo, pero tuve que ir  todos los días. Hay que decirlo, las estrellas también trabajan y mucho; y tienen sus pequeñas estrelladas…

Hoy he llorado al ver unas fotos de mujeres con cáncer de mama, de mujeres luchadoras como Miski y como yo, que dan la cara. Me he dado cuenta que es la primera vez que lloro en todo este proceso. Y no lloro por autocompasión o por miedo, lloro porque estoy muy sensible. Lloro porque hay gente que me ha escrito, que me ha dicho que vio el programa, lloro por los mensajes solidarios. Lloro por las pequeñas alegrías y las grandes tristezas. Lloro porque estoy sola en casa y puedo llorar. Y, tal vez, simplemente llore porque necesito un abrazo en este momento.

Esto de ser adulto es difícil, ser una estrella (aunque efímera) de TV es aún peor.


Señor, Gracias, por mi círculo cercano de apoyo, gracias por los ángeles como Mercedes Cardoso, que se comprometen con causas para otros imposibles, gracias  por el valor que me obsequias cada día para que pueda seguir con mi vida y brillar como la estrella que quieres que sea. 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Retroceder nunca, rendirse jamás


Retroceder nunca, rendirse jamás, ese es mi lema. Mi cuerpo ha sostenido una increíble recuperación desde que terminé la quimio.

Mi pelo ya ha cubierto todo mi cuero cabelludo, aunque está más crespo que nunca y en vez de crecer se enrolla…

Mis manos dejaron de sentirse el adormecimiento de los dedos… y, aunque con esfuerzo, ya logran quitar las tapas rosca de las botellas de agua o gaseosa.

Mi torso ya no me duele cuando trajino mucho. ¡Qué gran alivio!

Y mis piernas han  recuperado su fortaleza, felizmente. Ya no tengo que cambiar mi auto con urgencia por uno automático. He vencido al pedal del embrague y no me cansa tanto manejar.

Pero lo que aun no puedo vencer es ponerme en cuclillas. He empezado a darle a la bicicleta estática, pero no es suficiente. El sábado me incliné para tomarme una foto con una niña y –como ya es costumbre- terminé caída en el suelo. Unos días antes también tuve un episodio de falta de coordinación con mi pierna izquierda, intentaba bajar de una camioneta por el lado izquierdo y mis piernas se enredaron. No hay forma de que mi pierna izquierda reciba el peso de mi cuerpo, hice unos giros acrobáticos… que ni en el baile del tubo…

Se lo comenté al doctor Pun y su diagnóstico fue tajante: “Se te ha atrofiado el músculo”. Cuando estaba a punto de echarme a llorar, me mostró un libro en francés y me explicó los tres puntos clave para hacerme yo misma una fisioterapia en mi pierna. Lo curioso es que en esta técnica no se usan agujas sino el calor de una especie de puro que se llama mocha (moxaterapia).

La terapia consiste en prender el puro (sin fumarlo)  y acercarlo a los puntos clave haciendo pequeños círculos, cuando la piel ya no resiste el calor, se para. El olor de esta vara de mocha es penetrante y se me impregna en la ropa y en los dedos de la mano, aunque hago mi tratamiento en el patio.

Me maravilla la medicina china, para esta no hay imposibles… siempre tienen una yerba más que agregar a mi preparado o soluciones ancestrales naturales, como esta,  para recuperar mi músculo atrofiado.

Cuando prendo mi mocha me transformo en toda una chamana y disfruto de este encuentro con la sabiduría china ancestral en pleno siglo XXI.


Gracias, Señor, por la oportunidad de contar con la sabiduría ancestral china para resolver nuestros pequeños grandes problemas de salud. Bendice a mis oncólogos y al doctor Pun, que muy a su estilo, me está ayudando a seguir adelante.

martes, 9 de octubre de 2012

Los nuevos retos


Ahora estoy consciente que aunque me sienta muy saludable siempre aparecerá uno que otro achaque por ahí para recordarme que hace solo cinco meses me sometí a una quimioterapia.

Reto 1-
Cuidado con la comida.  La dieta vegetariana no es ningún problema para mí. He aprendido a comer cosas ricas, muy ricas, como los palmitos en las ensaladas y los champignones que no me hacen extrañar ni el pollo ni la carne. La palta es una gran aliada pero también puede transformarse en una pequeña enemiga si la como de noche. Ahora no me indigestión ni náuseas. Lo que siento si como palta o algo grasoso por la noche es mucha sed y un ataque de transpiración general que puede durar más de media hora.

Es cierto que tengo que no debo comer grasas por mis transaminasas que están elevadas pero a veces uno ni se da cuenta de lo que come…

Reto 2-
Evita los asientos duros. Este es un achaque antiguo de cuando me hicieron el RIC (radiación intra vaginal). Si me siento en un banco o una silla dura, dolor seguro.  Esto incluye sentarme en el piso, ¡imposible!!!

Reto 3-
No pases la aspiradora. Al menos no mientras no recuperes el estado atlético de tus tempranos veintes… Esta medida de prevención se aplica también a todo tipo de trapeadores. Este tipo de ejercicio inflama de alguna forma mis músculos lumbares, que se contracturan y se abultan como nudos entre mi cintura y cadera.

Reto 4-
Vence tu adicción a la coca-cola y demás gaseosas. ¡Qué difícil! Pero las gaseosas no solo me hinchan los ojos sino que también me hace ir a orinar más rápido. Además me han dicho que estoy formando fosfatos y estos pueden generar arenillas o cálculos en el riñón. A veces tengo que ponerme fuerte y amenazarme con un trasplante de riñón para que se me pase el antojo de la gaseosa.

Reto 5-
Descuida de la fuerza de tus piernas y pies. Mientras no vuelva al gimnasio, la natación o el baile, debo pensar que mis piernas andan flojas y no soportan el peso de mi cuerpo. Ayer lo comprobé con una insólita caída. Mejor debería decir hundimiento. Intenté subir un muro pequeño (50 centímetros). Me di el impulso, subí una pierna, levante la otra. Primer intento: me fui para atrás como un porfiado. Segundo intento: logré balancearme pero mi pierna izquierda que estaba arriba se hundió y quedé arrodillada hecha un ovillo. ¿Cómo iba a imaginarme que mi pierna no me resistiría? ¿Será un problema muscular?? Será un problema neurológico?? Ya se imaginan cuál será el tema de mi próxima consulta médica.

Los médicos oncólogos son muy graciosos, cuando les tocas este tema te preguntan si puedes caminar o te tropiezas. Cuando les dices que no es para tanto, no le dan mayor importancia. Así que daño colateral debe haber pero no me dicen qué debo hacer para recuperarme.

Reto 7-
Cuidado con las manos. Estas manitas que Dios me ha dado son muy leales, aquí están tipeando estas líneas. Pelan fruta, verduras, me permiten hacer muchas cosas, pero si me pongo a analizarlas… aquí va. Mi mano derecha todavía no puede cerrarse completamente. Si encojo los dedos (como si cerrara una garra) siento que tuviera algo que me lo impide. Mi escritura a mano ha mejorado, pero no así la precisión de mi trazo al delinearme los ojos. Me cuesta mucho trabajo.

Ni se diga lo que tengo que hacer para abrir frascos o girar la tapa de las botellas… Debo mejorar mi actividad motora-fina y la no fina, también.

El otro día cargué varias bolsas de compras para bajarlas del auto hasta la casa. Bueno al tantear el peso no me pareció excesivo, pero al dejarlas sentí un dolorcillo y ¡oh!, ¡oh!, sí que pesaban porque hasta me había salido un bulto un poco antes de la muñeca. O sea se me derramó el líquido de la articulación y yo no había sentido nada…

Reto 8-
Anda aprendiendo braille. Mis ojos, esos ojos que tenían 20/20 hasta los 30 años han perdido su precisión. Cuando he vuelto a trabajar después de ocho meses no hay ubicación de la PC que se acomode a mi vista. Los lentes multifocales no me sirven y debo usar los lentes para cerca porque si no me desnuco tratando de levantar la cara para hallar el foco. Este jueves tengo cita con el oftalmólogo…

Reto 9-
Nunca estornudes sentada. Hace años que no puedo estornudar sentada en la cama. Si esto ocurriera me da un calambre a la altura de los intestinos que me quiebro en dos. Me habían dicho que podían ser las adherencias de mis cirugías anteriores, pero mi oncólogo dice que debe ser un calambre del diafragma. Creo que el magnesio es bueno para los calambres…

Reto 10
Olvídate de todo y haz tu vida normal. Fácil decirlo… Yo me olvido rápidamente que estoy sin peluca y puedo salir a la calle con mi nuevo african-look. Los vecinos ya se acostumbraron a verme con pelo largo, corto, con pañuelo, boina, turbante, etc. El otro día no me habrían la puerta de la cochera, al hacerle señas al vigilante me reconoció con mi pelo corto y una vincha. “Cada vez más linda” fue todo su comentario. Con su piropo conquistó mi corazón…


Señor, gracias por mi recuperación, gracias por mis médicos, mis vecinos, mis amigos y mi familia (incluido los vigilantes de la cochera y el edificio). Gracias,  también, por las flores de la primavera que nos alientan y anuncian una nueva temporada.

Exceso de entusiasmo


Mi último post alardeaba de mi recuperación física. Yo estaba sorprendida de haber podido mantener el ritmo de antes (mucho antes) durante casi 10 días consecutivos. Me sentía tan emocionada que hasta acepté la donación de una bicicleta estacionaria para hacer mis ejercicios.

No habían pasado ni 48 horas del mencionado post cuando me dio un ataque de cansancio absoluto. Llegué a casa como a las 7,30 de la noche y opté por descansar un rato. Me puse pijama, me acomodé bajo las sábanas y prendí la TV. Pasó un capítulo de Two and a half men, paso otro, empecé otro hasta que perdí la cuenta, cuando desperté estaba dando una serie antigua… ¿Qué raro?, pensé. Mire la hora eran la 1.30 de la mañana.

Es decir, había perdido una noche. El cansancio era tal que no cené, ni di de comer a mis hámsters ni menos las saqué a pasear.

“Ya fue”, decidí, apagué el TV me di la vuelta y hasta la mañana siguiente.

Desde ese día he bajado el ritmo. No estoy en competencia de resistencia con nadie, ni conmigo misma en mi estado no-atlético anterior.

He empezado a hacer 10 minutos de bicicleta por las mañanas y este esfuerzo me ha llevado a comer algo a las 11 am porque me siento desfallecer y además a dormir la siesta (de una hora) cada vez que puedo. Felizmente últimamente ha habido varios fines de semana largos…


Señor, gracias por los feriados que te permiten dormir un poco más y hacer la siesta. Gracias por este cuerpito que aunque se cansa, responde y se está recuperando. Gracias por mi nuevo cabello, totalmente rizado y con sus canas naturales. Gracias por muchas cosas, especialmente por las bendiciones que me ofreces cada día.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Recuperé mis fuerzas


La semana pasada puse a prueba mi resistencia física. 

Sábado tuve un matrimonio que terminó en una fiesta hasta las 2 de la mañana. Fui tan feliz como la misma novia, pero mis motivos eran otros. Por fin podía estar ahí con tacos, vestida bonita y con mi peluca recién peinada. Domingo descansé. Lunes me fui al cine. Martes y miércoles tuve un curso de 7.30 a 10 de la noche, lo que significó que estuviera casi 13 horas continuas en el trabajo. El jueves tuve una cena con mis primos, de ocho a 11.30 de la noche. Entre risa y risa el cansancio se desvaneció.  El viernes fui a una fiesta y bailé durante dos horas seguidas, como un trompo feliz!!!  

Este sábado: dicté mi taller con los niños por la mañana. Recargué mis baterías por la tarde y el domingo me fui de exploradora a pasear por Las Lomas de Lúcumo, en Pachacámac. Manejé mi auto, trepé el cerro en una caminata de una hora, almorcé rico y por la tarde fui a conocer unas huacas aún en estudio.  A las 6 de la tarde volví cansadita pero feliz!!!!

Yo estaba feliz no solo por haberme divertido, por haber socializado, por haber vuelto a la vida pero especialmente porque mi cuerpo ha estado en condiciones de seguirme el ritmo.

Este cuerpito que Dios me ha dado, es una máquina misteriosa, tiene un asombroso poder de recuperación. A cinco meses de mi última quimo ya estoy como si nada… Solo llevo dos marcas que aun me delatan: mi catéter y mi cabello que todavía parece una pelusa.

Aun me cuido y voy al trabajo solo tres días a la semana, los otros días monitoreo desde mi casa y puedo dormir la siesta. Siempre es bueno descansar pero ahora mi siesta es rápida,  no más de 30 minuto: y lo mejor de todo, ya no caigo como muerta.

Me imagino que la dieta y las hierbas chinas para controlar las transaminasas están haciendo su efecto.


Gracias, Señor, por el descanso, por la alegría de vivir, por ni familia y  los amigos que me apoyan, por las hierbas chinas y por escuchar mis ruegos… Pero, especialmente, gracias por mi cuerpo, con su ADN mutante y sus achaques, no me importa!!! Así lo quiero!! Es mi cuerpo y punto!! 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Pisando fuerte!!


Estoy decidida a avanzar por la vida dando pasos firmes, recuperando mis intereses personales.

Episodio I

Así lo hice hace poco, me inscribí en un taller de capacitación sobre Promoción a la lectura y escritura a través del arte relacional. Estaba tan emocionada descubriendo mi cuerpo y sus sentimientos para volcarlos en un poema, que me olvidé que alguna vez me hicieron quimioterapia, que aun tenía ciertas limitaciones en mis terminaciones nerviosas de pies y manos…en fin, me olvidé de todo.

Después de estar dos horas de pie, me animé a tomar unas fotos, saqué mi cámara fotográfica y me puse de cuclillas. Foto 1, foto 2, foto 3, un poco más a la derecha, un poco más a la izquierda… 

Cuando estaba por terminar, aún en cuclillas quise mover mis pies y ¡OH, OH!!! ¡Mis pies NO respondían!!! Pies a la derecha, indicaba mi  mente a los pies y estos nada. No sentía ni controlaba nada de mis pantorrillas hacia abajo. Traté de darme impulso con las caderas y solo conseguí rodar por el suelo como los muñecos porfiados.

Felizmente al caer se estiraron mis piernas y recuperé el control y pude levantarme…

Episodio 2

Después de un día atareado, como premio me voy a una tienda decidida a aprovechar las ofertas de fin de temporada y compararme unas botas. ¡Flechazo!!! ¡Amor a primera vista!!! Las botas de mis sueños, en mi talla y con un buen descuento…

Me las probé inmediatamente y para mi sorpresa me quedaban grandes. Pedí una talla menos y me quedaban bien. Palpé la punta de mis pies para ver si efectivamente mi pie estaba cómodo. Yo las sentí perfectas. Saqué mi tarjeta de crédito y me las llevé a casa. Me pasé pensando que falda me pondría para lucirlas al día siguiente. No veía las horas de estrenarlas… Más que emocionada metí mi piecito en la bota y ¡Oh, Oh, maravilla!! Parecía una de las hermanastras de Cenicienta tratando de entrar en el zapato de cristal… Mi pie entró en la bota pero no podía estirar los dedos. Al pisar era evidente que mi pie era más largo que el # 35 que había comprado. ¿Cómo fue que mi pie creció de un día para otro??? 

La respuesta es muy sencilla, las terminaciones nerviosas de mis manos y mis pies aun están afectadas por el placitaxel.
Por suerte logré cambiarlas botas por mi número habitual y ahora sí he podido estrenarlas… ¡Un éxito!!!


Señor, gracias por estos momentos de total amnesia de mi pasado reciente, del olvido total de mis limitaciones. Gracias por los buenos momentos que me regalas en esta nueva etapa de mi vida.

martes, 11 de septiembre de 2012

Un traspié por superar


No han pasado ni tres semanas de clases y ¡PLOP!!! Ya empecé a somatizar… Me brotó un herpes en el pecho y debajo del brazo. Gracias a Dios, que no me ha dolido tanto y que los brotes han sido realmente  pequeños. Mi sicóloga – sí ahora voy a una terapia de grupo- dice que eso me pasa por no hablar de lo que me molesta. ¡Mi cuerpo está protestando!!

Resulta que estoy aterrada de dejarme dominar por la rutina y las urgencias del trabajo. Es difícil para mí, no sentir cierta culpabilidad por haber estado ausente durante ocho meses y que el trabajo acumulado siga así, acumulado –sí, ¡estoy mal de la cabeza!!-.

Yo pretendo organizarme pero me doy cuenta que mis pares no respetan los tiempos de los demás. Hay que estar persiguiéndolos, replanteando citas, insistiendo porque te contesten. Así que ahora me doy cuenta que si no se avanza como se  debe, no es por mi culpa, sino por la ineficiencia de los otros miembros del equipo. Pero como no me gusta integrar un equipo ineficiente estoy dispuesta a apoyar incondicionalmente y ¡…ahí está la trampa!!! Debo aceptar que no integro el quipo de los 4 fantásticos sino el de los 3 gatos que cantan desentonados… ¡Qué golpe para mi ego!!!

Corolario: debo repensar mis prioridades laborales. Debo ponerme límites y aceptar las limitaciones de los presupuestos, los cronogramas, etc. Sin perder el ánimo.


Señor, dame fuerzas para aceptar que no puedo detener las turbulencias de la vida, que debo esperar que pasen sin tomarlo como algo personal. Bendice a mi equipo para que recupere el equilibrio perdido y trabajemos en armonía.

domingo, 2 de septiembre de 2012

La realidad golpea


Luego de ocho meses de estar entregada a sanarme, he vuelto al ruedo. 

Como trabajo en una universidad dictando clases, empecé a ir una semana antes del inicio del semestre, para acostumbrarme. 

Al principio todo parecía ir bien, hasta que me di cuenta que no me podría ir temprano a casa, porque habían muchas cosas acumuladas en mis meses de ausencia. Quise quedarme hasta tarde para no ir todos los días, pero el problema que encontré es que no hay comida saludable para tomar un loche vegetariano. Todos los sándwiches tienen jamón, o queso o harta mayonesa.

De todas maneras me he quedado hasta tarde pero ahora llevo mi lonchera para la media mañana, el almuerzo y el lonche. Realmente es todo un esfuerzo prepararla y cargarla. Como llevo envases de vidrio en vez de plástico, ya el hombro se me descuelga.

Pero aquí estoy tratando de bajar el ritmo y controlar a quienes me presionan a hacer más de lo que debería. Una cosa es dar una mano, colaborar, otra es tomar toda la responsabilidad… pero a veces es necesario. Me doy cuenta que necesito trabajar mucho el autocontrol para no caer en el stress de siempre, perdón, de antes..

Cuando dicto clases estoy con mi peluca, pero en la tranquilidad de mi oficina me la quito y me pongo un pañuelo. A estas alturas ya no me importa si la gente habla de mí. En todo caso hablarán de “lo que pasó” o de “lo que ya superé”. Ahora que sé que he pasado mi control estoy más fuerte, así me digan que alguien dijo “que estaba cagada” ya no me afecta, me da risa.

El viernes me quedé en casa, a pesar que me parecía que debía ir a trabajar. Opté por monitorear desde lejos, logré descansar. El cuerpo me lo pedía. He comido sano y rico.

El lunes que se vislumbraba lejano ya llega. Me dispongo a reunir la energía que necesito para dictar clase y no morir en el intento…

Señor, te doy gracias por la energía renovable de este cuerpo autosustentable. Con la ayuda de mis médicos y el empeño que le ponemos todos en mi familia para comer bien, dentro de mi dieta vegetariana y , además, baja de grasas, estoy saliendo adelante. Sé que tú estás detrás de mi fuerza de voluntad porque sola yo no podría.

martes, 14 de agosto de 2012

Celebremos la vida!!!!

Hoy estoy feliz, con muchas ganas de celebrar que mis resultados del control fueron excelentes!!!!!

El asunto de los nódulos peritoneales ya está superado, ni se les ve en la resonancia… Hasta los ganglios inflamados dejaron de ser una amenaza para el médico que interpreta las imágenes. Ya no miden 1 cm. sino 0.6 cm. Es decir,  valió la pena la dieta vegetariana y las hierbas chinas.

Otra buena noticia, mi hemoglobina subió a 13.3 así que estoy lista para reintegrarme a mis labores.
Ahora solo falta ver un asunto de las transaminasas que han salido un poco altas, pero eso ya es secundario…

Como decía estoy con ganas de celebrar…!!! Motivos me sobran…!!

Gracias, Señor, por las buenas noticias, por los médicos preocupados que hacen un seguimiento minucioso de tu caso. 

domingo, 5 de agosto de 2012

La tentación de la carne


El martes 13 de agosto tengo mi control de los primeros tres meses, después de la quimioterapia.

Desde hace una semana vengo experimentando todas las formas de somatización de mis temores y ansiedades. Me dio diarrea sin razón aparente, se me rajó la comisura de los labios y, lo peor de todo: tengo un cansancio infinito. Hay días que siento que, si no me echo a mi cama, me caigo. Y, sin más me desplomo y me desconecto del mundo por un par de horas, con el televisor encendido, o un buen libro caído de las manos.

Tal vez haya abusado de mi buena condición física. Primero me fui a Ayacucho, en un viaje relámpago de tres días pero por carretera. Luego vinieron las fiestas Patrias, de ahí me puse al día con la feria de Libro y fui en tres oportunidades a recorrerla de un extremo a otro.

Como estoy haciendo dieta vegetariana, tal vez haya descuidado la alimentación, una cosa es no comer carne y otra nutrirte con lentejas, frejoles, quinua y demás. Yo he estado comiendo causa, arroz chaufa, fideos, en fin… Creo que me he descuidado y mi hemoglobina ha bajado.

¿Y cómo sé que me he descuidado? Porque reconozco esta debilidad. Hasta tengo ganas de comerme una hamburguesa o una carne a la parrilla. Ayer no aguanté. La situación era extrema. Había llegado de un encuentro con niños en Pachacámac y tenía que recuperar fuerzas porque tenía un matrimonio por la noche. Entonces, me debatía entre no pecar pero seguir débil o pecar y recuperar mis fuerzas. 

Rápidamente, cedí ante la tentación de la carne y me despaché un Lomo a lo Pobre (que vino con arroz, papas fritas, un plátano frito y un huevo frito). Para no dejar huella me terminé la carne y el huevo rápidamente y dejé la parte vegetariana para el final, como si mi médico fuera a aparecer en cualquier momento a hacerme un ¡ampay!

Hoy he vuelto a las lentejas y acabo de tomarme una especie de ponche de quinua con manzana. Espero sentirme mejor y que de aquí al martes, (es decir, en dos días) mi hemoglobina suba, porque sino ya me imagino a mi oncólogo resondrándome por lo de la dieta vegetariana. ¡No quiero ni imaginármelo!


Señor, gracias por los alimentos nutritivos que pueden recuperar nuestro estado de salud mágicamente. Gracias por la quinua, las lentejas, los frijoles, los espárragos, las betarragas y las frutas secas.

No hay mamografía sin trauma


Trato de evaluar qué es lo peor: ¿la mamografía o el tacto rectal? 

(Y pienso en los hombres – todos ellos cobardes- que no quieren hacerse el examen de próstata por miedo al tacto rectal).

Sin lugar a dudas, la mamografía es peor.

El tacto rectal es solo un momento desagradable. Tome aire, dice el médico y al instante los ojos se te están desorbitando, pero ahí queda todo. A las mujeres nos hacen tacto rectal cuando somos vírgenes y cuando el doctor quiere palpar tus ovarios, tu útero o tu colon. Pero las mujeres sufrimos en silencio y nadie dice nada. Bueno, ir al ginecólogo nunca ha sido divertido para nadie pero ese es nuestro destino.

La mamografía en cambio, consiste en cuatro apachurradas a tus encantos. Dos apachurradas por lado.

El doctor me había ordenado una mamografía bilateral, me aconsejó que pidiera mi carta de garantía con tiempo y yo, lo hice como 30 días de anticipación. Llamé un par de veces para ver que todo estuviera bien y cuando llego al centro médico  me dicen que tengo que pagar un poco más de 120 dólares.  Le explico a la recepcionista que he tramitado mi carta de garantía y que tengo cobertura al 100%, entonces me llevan a un cuartito minúsculo con dos puertas, por una se ingresa y por la otra se sale directo a la zona de tortura.

La enfermera me indica que me saqué todo de la cintura para arriba y me ponga la batita con la abertura hacia adelante. La batita tenía pega-pega para unir los lados y la abertura del medio se unía con unas cintitas que dejaban medio pecho al aire.

Estaba yo en los afanes de taparme con la batita, cuando la recepcionista viene a decirme que tengo que pagar, porque mi carta de garantía ha sido rechazada… No alcancé ni a preguntarle por qué, cuando por la otra puerta aparece otra enfermera  a decirme que ya tengo que pasar.

Yo reclamé:

-Yo no tengo que pagar, yo puedo sacarme una mamografía anual sin costo con mi seguro…

-Pero no le cubre la mamografía 2D o 3D- respondió la enfermera. ¿Y quién ha pedio una 2D?, pensé en silencio.

-Le podemos tomar una 2D por US$ 75 o una 3D por US$ 124… ¿cuál se va a tomar?

-Yo qué sé- atiné a decir, atrincherada en el cuartito- hay que consultarle al doctor. El solo ha puesto mamografía bilateral.

Estaba empezando a decir que me iba a cambiar, cuando la recepcionista vino con la oferta final del doctor:

-Le tomaremos la 3D por el precio de la 2D, incluido no sé qué estudio adicional…

Decidí ser flexible y pagar, pensando que tal vez el doctor quería estar “seguro” de que todo andaba bien con mis mamas y no tener sorpresas.

Antes de que pudiera arrepentirme ya me estaban tomando los datos de la historia clínica:

-Fecha de su última regla…

-En 1997, que me hicieron histerectomía

-Usted  tuvo cáncer de ovario ¿en qué año?

-93

-¿Y le hicieron?

-Quimio

-Y el cáncer de endometrio?

-En el 97

-¿Ahí le hicieron la histerectomía?

-Y ahora su control es…?

-Por unos nódulos peritoneales

-Y le han hecho cirugía y quimioterapia

-Sí

-¿Algun familiar con cáncer de ovario?

-Mis dos hermanas.

-¿Algún familiar con  cáncer de colon?

-Mi mamá

-¿Algún familiar con cáncer de mama?

-Sí, una de mis hermanas

-¡Una que ha tenido ovario y mama??!!

-Sí - respondí con total naturalidad, mientras que daba tiempo a mi mente de procesar que había sido una buena decisión que me tomaran la mamografía 3D por el precio de 2D ¡Una ganga!!!

La enfermera a cargo me oscultó los senos y las axilas y dijo:

-Aquí hay una mama supernumeraria, mientras señalaba con su índice a ese gordito que se forma justo entre el borde del brasier y la axila.

-¡Qué es eso? – pregunté aturdida

-Eso tenemos todos los mamíferos- me respondió secamente- Ya no quise preguntar más porque por fin entendí porque ese gordito nunca desaparecía aunque bajara de peso o hiciera ejercicio.

Luego de aguantar las cuatro apachurradas estoicamente, me indicaron que esperara al médico especialista que me iba a entrevistar, pero al medio minuto me dijeron que ya podía cambiarme.

Entonces vi al doctor que se acercaba diciendo en voz alta:

-Todo está normal, está más que normal ¡Felicitaciones!”

Y normal, nomás me hicieron pagar 75 dólares sin necesidad…


Señor, bendice a los médicos y científicos que desarrollan tecnologías más precisas para el diagnóstico y que pueden salvar muchas vidas con el diagnóstico precoz. Pero protégenos de las enfermeras alarmistas que agregan más terror a un momento, ya de por sí, bastante tenso. 

sábado, 28 de julio de 2012

No soy la única

Efectivamente, cada día me doy con que más personas allegadas a mí también han atravesado por un episodio de cáncer  y están siguiendo adelante con sus vidas.

Hace poco me reencontré con una antigua amiga. Yo la llamé  para pedirle un favor, y noté en su voz un extraño tono de sorpresa. Cuando nos vimos, me contó que había enfrentado un cáncer de mama hacía tres años. Conversamos con gran naturalidad sobre el tema porque ella sabía que yo había tenido cáncer muchos años atrás y lo había superado. Entonces entendí la razón de ese extraño tono en su voz.

Unos días después me encontré con otro amigo que no se había dado cuenta que yo estaba con descanso médico, al contarle mi situación me empezó a consolar con grandes argumentos y al final descubrí que a él le habían encontrado células amenazantes  y también estaba enfrentando un tratamiento. Los dos habíamos coincidido en tiempos para nuestros tratamientos, la diferencia es que él había seguido trabajando con ahínco y yo no.

La realidad es que todos convivimos con el cáncer. Las mujeres vivimos  bajo la amenaza de que nos encuentren algo en cada chequeo anual con el ginecólogo. Las valientes lo afrontamos, las cobardes simplemente no se chequean.

Sé que me he convertido en un modelo de lucha para los que conocen mi historia, pero hay muchas historias que se están dando a nuestro lado o a la vuelta de la esquina y de las cuales nos enteramos casualmente o tal vez no nos enteremos nunca.

Pero muchas de estas historias tienen un final feliz. El cáncer puede vencerse, es decir, controlarse. Tenemos que luchar para que la palabra “cáncer” deje de ser sinónimo de muerte. Yo personalmente conozco más de 10. Sus nombres: Silvia 1 , Silvia 2, Ana, Lucha, Giani, Elbita, Mónica, Cecilia, Hugo, Marisabel, Malu y Vicky. 

Hace poco me entrevistaron para un programa de TV. El mío será uno de tres testimonios de mujeres que hemos sobrevivido.  Hay mucho que difundir al respecto.


Gracias, Dios mío, por las historias de diagnóstico oportuno, por las historias de tratamientos 
exitosos, que nos dan esperanza a todos los que estamos en la lucha, y además le dan valor a los que tienen que ir a sus chequeos preventivos. 

martes, 17 de julio de 2012

La paz de la muerte


Falleció mi tía, la que estaba enferma. Murió de cáncer, no sé más detalles. Se fue en un par de meses, pero deja tras de sí un halo de buenos recuerdos. Prima hermana de mi mamá, tuvo cuatro hijas contemporáneas a nosotras. Nuestras familias compartieron mucho. Mi papá y mi tía se alternaban para llevarnos a la playa en vacaciones y a las fiestas en nuestra adolescencia. La muerte se había llevado por delante a una nieta y a una hija, con las cuales ya debe estar reunida.

Con la llegada de sus nietos se convirtió en “La Mocita”,  no permitió que le dijeran abuelita. Así era ella, tenía sus detalles.

De una extraña manera hemos estado conectadas. Yo sabía que su partida estaba cerca y le envié un mensaje con mis primas. Firmé como Miski, porque ella seguía mi blog. Me admiraba por mi valentía al contar las cosas. Recibí respuesta, tenía un par de libros para mí.

Cuando me dieron la noticia esta mañana no sentí tristeza, sentí paz. Mi tía se ha ido en paz, rodeada del amor y cariño de su familia.

Yo la recordaré siempre al observar las flores de mi violeta.


Señor, gracias por la Vida y por el Amor que experimentamos en esta travesía terrena. Gracias por las personas buenas que nos pones en el camino. Gracias por permitirnos morir rodeados de nuestros seres queridos, luego de una larga y provechosa vida.

sábado, 14 de julio de 2012

La felicidad del Gozo


Cuando pensé en abrir este blog, mi intención era escribir sobre el contraste entre las cosas que te llenan de felicidad y las que te traen abajo apenas unos días después.

Recuerdo una conversación con mi cuñado Carlos, acerca de la forma en que yo vivía la vida o cómo la sentía. Un día soy feliz al máximo porque logré algo o algo bueno pasó y al otro estoy decaída porque la vida me ha golpeado. Para mí resultaba muy desgastante pasar de la alegría  a la tristeza de golpe.

No se trata de mí, no soy bipolar. Se trata de la vida.  Me casé con el hombre que yo consideraba mi otra mitad y sentí una gran felicidad, a los cuatro meses me operaban de cáncer. Terminé mi tratamiento ¡qué felicidad! Me separé a los dos meses. Sí estas vivencias contrastadas me parecieron violentas,  el ritmo de los contrastes en mi vida ha ido en aumento con los años. Sustenté mi tesis de maestría un día 13 de diciembre, el día 17 celebraba el décimo aniversario de mi publicación más vendida y el día 22 me diagnosticaron los nódulos peritoneales. ¡Plop! Sentí como si tuviera el karma de que la felicidad me durase poco.

Mi cuñado que es de ascendencia china me explicó que los sabios chinos viven la vida en equilibrio, ni muy felices ni muy tristes. Yo no podía imaginar una vida así de aburrida. Me resultaba impensable.
Pero ahora he cambiado. 

Ayer realicé los ejercicios del código curativo que corresponde a la virtud del Gozo. Buscando una frase de enfoque de verdad con la que me identificara encontré la siguiente: “La felicidad depende de las circunstancias. El gozo llega a pesar de las circunstancias. Yo elijo el gozo”.

Cuánta verdad en la frase y qué oportuna en mi vida. Yo nunca me había puesto a pensar en que gozo y felicidad fueran diferentes. Según Google, gozo es el “Sentimiento de placer, satisfacción o alegría por el disfrute de una cosa”, mientras que la felicidad es un “Estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena”.
Es decir el gozo es un sentimiento, la felicidad es un estado de ánimo, es decir algo pasajero.

Y ahora que reflexiono al respecto, gracias al gozo es que yo puedo contar cosas divertidas o exaltarme, a pesar de que me encuentro en un periodo de relativa no-felicidad.  

Luchar contra el cáncer no te da felicidad, tal vez te la opaque, pero no te impide gozar de la vida. El gozo está más allá. ¡Qué maravilla!

¿Por qué toda nuestra cultura apunta a ser felices, en lugar de ser vivir gozosos? Esa es la clave de la verdadera felicidad. No depender de las circunstancias sino de tu deseo profundo de ser feliz pase lo que pase, es decir vivir en gozo o con gozo (esto es tan nuevo para mí que no sé ni cómo conjugar los verbos con este sustantivo).

Gracias, Señor por haber puesto esta lectura en mi camino. Por permitirme descubrir a mis 50 años que existe el gozo y que así como el amor es un sentimiento que no se afecta por las circunstancias (…o que no debería). Recuérdame siempre que el gozo de vivir es un regalo tan valioso que no puede opacarse por asuntos terrenales.

miércoles, 11 de julio de 2012

Una violeta llamada Asunción


Hace unos días  me compré la violeta africana que quería, está repleta de flores de un color violeta indeterminado. La he llevado conmigo a mi nuevo hogar  y la he trasplantado a otra maceta. Mientras lo hacía, muchas imágenes vinieron a mi mente: mi mámá, pionera en el asunto de la violetas , y mi tía Asunción, quien descubrió también el gusto por cultivar violetas y llegó a tener ejemplares dignos de concurso.

Mientras la acomodaba me hacía la idea que mi tía me la había regalado, y la he bautizado con su nombre. Nunca antes le había puesto nombre a una planta, pero lo he hecho para sentirme cerca de ella, ahora que está enferma y no puedo verla.

La noticia de su hospitalización me ha golpeado, yo hablé con ella hace menos de dos meses y se le oía muy bien. Aunque es una de mis tías más queridas, he decidido no visitarla. No me siento lo suficientemente fuerte emocionalmente para brindar apoyo, además está en la misma Clínica donde estuvo mi mamá, y eso  todavía me produce conflicto.

En estos días,  también hice un código curativo de El Perdón, no es nada sencillo, porque hay tanto que perdonar en la vida, sobre todo a una misma. Hay cosas que pasan y, entonces, uno tiene que perdonar a Dios, a la vida o al destino. Hay gente que te defrauda y que tienes que perdonarla. Y hay cosas que hacemos a diario por las cuales luego tendremos que perdonarnos.

Cuando pienso que ya no tengo nada que perdonar, me doy cuenta que todavía hay cosas que me molestan, algunas de ellas insignificantes pero ahí están. Bueno, difícil vivir sin tener que perdonar.

Por estos días he pensado mucho en mis primas, que la deben estar pasando mal: en mi tío, que aún no debe salir de su asombro con esta situación repentina. Cuando pienso en mi tía, siento que ella es la que menos sufre. Nada debe compararse a la muerte de mi prima Adita, diez años atrás. Ella impotente sin poder hacer nada por cambiar el destino de su hija. “Todo va a estar bien” le habría prometido, rogando por un milagro que no llegó. Su misión era darle fuerza y apoyo, aunque su corazón se quebraba en mil pedazos y se volvía a pegar una y otra vez.

El cáncer se ha llevado a muchos seres queridos en mi familia, a pesar que hay más probabilidades de sufrir un accidente  de tránsito. Me pregunto si es un asunto de genética o de creencias dañinas, mal manejo de sentimientos  o hábitos alimenticios destructivos que se han transmitido de generación en generación. Aun espero la respuesta.


Señor, dame fuerzas para aceptar tus designios. Dale fuerzas a mi tía para afrontar su enfermedad. Ilumínanos a todos para que podamos perdonarnos unos a otros -y a nosotros mismos- para aliviar la carga de culpa que puede llegar a enfermarnos. 

viernes, 6 de julio de 2012

Volver a la Vida, con calma


Estoy preparándome para volver a la “normalidad” y me aterra. Siento una gran amenaza. Sé que la voluntad es débil y que cuando me cuenten los proyectos y, sobre todo los problemas del trabajo me engancharé nuevamente y me olvidaré de mis prioridades. Por eso prefiero pasar este periodo de convalecencia en casa.

He tomado varias precauciones. En primer lugar me he mudado a vivir sola en mi depa. Ocuparme en la decoración e instalarme me ha tomado varios meses. Estoy contenta, aunque aun no establezco una rutina para escribir. Entre mi papá, mi tía y mis sobrinos dejo mi preciado tiempo libre para estar con ellos. Bueno, pasar tiempo con la familia no es pecado, pero es una “comodidad” peligrosa. Debo permanecer alerta.

Ahora que estoy cumpliendo un régimen de dieta vegetariana, comer se convierte en un ritual que incluye gran concentración. Y más concentración aún requiere el hacer hervir las hierbas chinas, que tomo por la noche. Se trata de hacer hervir un litro de agua hasta que quede solo una taza de esencia concentrada. Me da miedo que el sueño me venza y se evapore todo el líquido, queme la olla y hasta produzca un incendio.

He ganado libertad viviendo sola, pero por el momento no puedo llegar, tirarme a mi cama y olvidarme de todo hasta el día siguiente. Desde cosas triviales como botar la basura o echar llave a la puerta, son nuevas rutinas que debo incorporar a mi estilo de vida.

Por otro lado ya planté mi jardín y ahora debo regarlo con regularidad. Aun me falta colocar mis macetones y volver a comprar una violeta africana, porque la mía se murió en cuanto me enfermé. Estas plantitas son muy sensibles, y nadie cuida tus plantitas como tú misma.

Ya casi todo tiene su sitio determinado en el depa y todavía tengo espacios de almacenaje libres, por ejemplo debajo de mi cama. No sé qué voy a guardar ahí ni cómo porque yo sola no puedo levantar  la tarima y eso de agacharme para guardar cosas ahí debajo me da miedo. Pienso que la cama se va a cerrar y yo me voy a quedar atrapada. Felizmente, ya entregué llaves de repuesto a mi familia por si necesitan venir a mi rescate.


Por último, esta semana he estado muy ocupada empezando a practicar los Códigos Curativos, una terapia creada por el Doctor Loyd, que recoge los principios de la física cuántica para curar las imágenes negativas asociadas a un recuerdo que te produce estrés, y que en consecuencia origina tu enfermedad o dolencia. La curación se basa en detectar los recuerdos que te alteran todavía, trabajar en ellos no para cambiar tu sicología sino para borrar las asociaciones negativas que te producen la imagen de su recuerdo. Estas imágenes negativas no estarían en nuestra memoria (cerebro) como comúnmente creemos sino en cada una de las células de nuestro cuerpo, lo que se llama memoria celular. Para hacer ello te ayudas repitiendo una frase o Enfoque de la Verdad , que es una premisa que tu cuerpo acepta como válida.

¡Es increíble!! Cuando uno busca en su memoria las imágenes aterradores, llega a encontrar algunas, en el proceso te estremeces con el recuerdo, por eso te piden que la califiques del 1 al 10 según la intensidad del malestar que te produce. Luego que practicas los códigos vuelves a evocar la imagen y mides la intensidad del rechazo, a veces ya no hay rechazo… Entonces se ha producido una curación (mayor información en http://www.thehealingcodebook.com).
.

Quiero avanzar con los códigos curativos antes de volver a la normalidad y añadir más imágenes estresantes a mi ya estresada memoria.


Señor, gracias por poner en mi camino tantas alternativas de curación, además de la fe. Gracias por mis ángeles que me dan libros o me apoyan en esto. Sé que estoy en buenas manos, me trata el mejor médico oncólogo y el mejor médico chino. Y gracias a tu fuerza, yo soy la mejor paciente, aunque a veces me impaciente.




jueves, 21 de junio de 2012

Ojo que no ve, corazón que no siente

El martes estuve donde el doctor Pum, el doctor de medicina china. Él me había visto hace tres semanas con los resultados de la resonancia magnética. Le expliqué lo que opinaron en la junta de médicos del oncólogo el cirujano oncólogo y el radiólogo.

Con su sabiduría china me hizo saber que el problema de la vagina, que para el cirujano era la cicatriz de la histerectomía, era lo de menos, porque eso me lo podían raspar sin problemas. Lo que le importaba  a él -y era el objetivo del tratamiento que hemos empezado- es atacar los ganglios inflamados. Al contrario de lo que opina mi cirujano: “que no son nada”,  el doctor Pum sí les da importancia y está seguro de poder controlarlos.

Yo que pensé que tomaba las hierbas y hacía la dieta vegetariana y sin hormonas como una precaución, ahora, recién me doy cuenta que estoy peleando una nueva batalla contra el mismo enemigo pero con otras armas.

Saber esto me ha sorprendido. No estoy viviendo un tiempo de convalecencia de los efectos de la quimio, estoy EN TRATAMIENTO, con todo lo que esto implica. Para que me entiendan bien, si estoy en tratamiento, estoy en pie de guerra, es decir hay un enemigo en el frente del cual me debo defender. Para mi doctor chino, no es una posibilidad, está ahí y lo vamos a derrotar.

Yo había optado por creer a mis médicos oncólogos y aunque el panorama de esperar hasta agosto para ver qué pasaba con la nueva resonancia era estresante, me daba un respiro. Durante tres meses iba a dejar de pensar en mi enemigo. Pensé que estaba viviendo un periodo de tregua y me entregué a él sin más, con fe en la medicina occidental.

Aun estoy aturdida por la noticia. Esto de no esperar tres meses con los brazos cruzados para prevenir un posible avance de la enfermedad (en caso de que los ganglios no estuvieran inflamados por otra razón) se ha transformado en “…sigues en tratamiento, Miski”.

Es curioso, para la medicina occidental un ganglio inflamado que mide menos de 1 cm no se considera cáncer. Si crece, entonces hay que preocuparse. Si no crece no hay forma de saber si es o no es cáncer a no ser que te lo extirpen. Pero como los míos están en zonas difíciles de llegar, la solución es esperar. El método de diagnóstico es esperar a ver si crecen, para poder detectarlos con un petscan (que no detecta lesiones de menos de 1 cm) y entonces, recién se da el tratamiento.

En cambio para la milenaria medicina china, el tamaño es lo de menos. Ellos sí pueden controlar lesiones de menos de 1 cm. Es más, según me he informado, las hierbas chinas funcionan mejor con tumores pequeños. Así que no puedo estar en mejores manos.

El doctor Pum me hizo saber también que cada vez me va a aumentar más las medicinas. Ahora ya no solo voy a tomar las hierbas sino también unas pastillas que se llaman Anticancerlín, que tienen las mismas hierbas que ya tomo más una más que no está disponible en Perú.

Anteanoche, tomé las pastillas pero me sentí mal, empecé a toser y a sentirme intoxicada. El vientre se me abalonó y me asusté, pero todo se pasó en unos tres minutos. Pero no me he atrevido a tomar la siguiente dosis.

Hoy tendré que consultar al doctor al respecto. Espero no ser alérgica a este medicamento. Realmente espero que no sea así.



Señor, gracias por poner en mi camino a un representante de la medicina milenaria china. Dame fe y perseverancia para seguir sus indicaciones al pie de la letra. Te pido también un poco más de paz interior para aceptar este nuevo escenario de lucha con la fortaleza necesaria.

lunes, 18 de junio de 2012

¡Un mes más…de descanso médico!

Hoy recogí la solicitud de descanso médico que ha emitido mi oncólogo para que me extiendan este tiempo de recuperación por 30 días más. ¡Qué alivio!! El doc dice que aun tengo anemia como efecto secundario y por eso aun debo permanecer en mi casa. ¡Esta noche dormiré tranquila!

Es verdad, si hago mucho trajín me viene un cansancio terrible y,casualmente, la cura para el cansancio es el reposo…

Ayer me excedí porque fue el Día del Padre. Organicé una parrillada familiar para los carnívoros y las vegetarianas (mi hermana Ana y yo). Es increíble cómo puede la convicción. No probé ni un poquito de carne. Empezamos con unas brochetas de zuchini con pimiento, piña y cebolla estaban deliciosas, y seguimos con unos portobellos al ajo  y mantequilla… ¡Hmmm!!! Y como si fuera poco un ceviche de champignones generoso con su choclo y su camotito… No dejaban extrañar la carne.

De postre combinado de arroz con leche y mazamorra morada, yo solo probé la mazamorra porque no puedo comer nada con leche… Esta vez no me importó hacerla de sobre, con sus pasas y guindones estaba súper rica. Por ahora estoy concentrada en no comer carne ni soya, me estoy relajando con los alimentos industrializados.

Hoy me levanté con sueño, hice un trámite en Telefónica y quedé agotada. Dormí una siesta de una hora que fue insuficiente. Hace un rato tome un lonchecito, pero estoy que me caigo de cansancio. No quiero meterme en la cama tan temprano porque después me duele todo el cuerpo o se me adormecen los brazos, pero qué ganas de hacerlo…

Eso de la cama es otro tema. Para que no me duela la columna me compré una cama súper dura, pero resulta que  la primera noche me dolieron las costillas, como si hubiera dormido en el piso.
De solo pensar en que vaya a tener que devolver el colchón me da stress… pero resulta que no es el colchón sino mis músculos. Parece que esto de limpiar, cargar, colocar libros en el estante es demasiado para mí.

Mañana tengo cita con el doctor Pum, voy a comentarle de los calambres en el brazo, realmente me preocupa… El brazo derecho me duele mucho, debe ser porque ayer he cocinado (preparar las brochetas…). Tengo una sensación como si hubiera algo un tendón, por ejemplo que se hubiera encogido y me tira alrededor de la axila. Además me duelen los músculos y huesos de la palma de la mano… Estas manos de artista están sufriendo con las tareas del hogar. Hoy quise escribir y no pude tomar el lapicero, algo me dolió al centro de mi mano.

Acepto este padecimiento como el precio de la independencia… Felizmente sí puedo escribir en computadora.

Señor, gracias por darme alegría y buenos ratos en familia que me hacen olvidar los efectos colaterales de mi tratamiento. Gracias, también,  por mi nuevo espacio, me siento muy a gusto en él. Bendice a la señora del menú que me prepara reconfortantes jugos de fruta y panes con palta cada vez que me faltan las fuerzas, es un ángel.


domingo, 10 de junio de 2012

Un paso a la vez… hacia mi nueva vida

Es una linda tarde de otoño, con un solcito que calienta el cuerpo y el alma. Me doy cuenta que soy muy afortunada porque este sol me da ánimos para mudarme con entusiasmo, sin una pizca de pensamientos grises como el cielo de Lima.
No me estoy mudando exactamente, ya estoy instalada desde hace un par de semanas pero recién hoy me voy a  quedar a dormir en mi nuevo depa. Me siento como una loba que ha estado preparando su guarida y por fin, sabe que estará segura en ella.

El  depa de tan listo que está ya se ensució todo y hay que volver a limpiar a profundidad, pero eso será el día martes que viene Esperanza, mi asistente en asuntos de limpieza. Así quedará listo para el miércoles que vienen de un canal de TV a entrevistarme. Hay un programa dedicado a la salud que se llama Cuidate Mucho y están preparando un especial sobre el cáncer, con tres sobrevivientes. Esta vez voy a  dar la cara, hasta  la pelada, todo con mi propio nombre.

Como en muchas ocasiones en  mi vida, las sincronizaciones se dan. Empiezo mi nueva vida un 10 de junio del 2012, 19 años después de la primera vez que me separé de la casa familiar -el 11 de junio de 1993- y me pesca leyendo un libro sobe Códigos Curativos, que me ha regalado una gran amiga para que siga con mi búsqueda de terapias complementarias y de carácter holístico. La lectura está prometedora…

Además creo que hoy se termina mi descanso médico (el oficial) pero yo aun no estoy lista para retornar a la llamada “normalidad”, este es el momento preciso para sumergirme en mi nueva forma de vida y mientras no me aferre a nuevos hábitos saludables de vida, no volveré a la rutina anterior. Hablaré con mi médico, con la gente de recursos humanos, con mi jefe… alguna opción habrá.

En mi nuevo espacio me siento “como en casa”, valga la redundancia. Recuerdo que cuando entré al depa por primera vez pensé “aquí puedo vivir” y estuve segura que era el lugar correcto.

Ahora, que sin querer queriendo, la decoración del depa se ha ido armando con los sillones de mi hermana, la cómoda de mi madrastra, los baúles de mi abuelo... puedo exhibir como tesoros el gran cuadro abstracto de mi ex, y los  sensuales  cuadros de mi amiga Inés, la pintora.

La mesa de mi comedor luce un mantel tejido a crochet por mi mamá, que mi hermana me ha traído. Frente a esta me acompaña la vieja Remington de mi abuelo en la cual hice todos mis trabajos de la universidad y mis primeros poemas.  De solo verla recuerdo que soy escritora por sobre todas las cosas y que esa es mi misión.  En la sala está mi revistero-tigre de bengala que alberga en su lomo un par de cuentos  andinos reproducidos en la técnica de las arpilleras, unas joyas.

Esta es mi casa de escritora, es mi nueva guarida, mi espacio,  mi depa.

Gracias, Señor por todas las sincronizaciones que has orquestado para que yo pueda estar hoy aquí, iniciando una nueva etapa en mi vida. Una nueva etapa en un continuo de sueños y sombras. Dame fuerzas para mantener la fe en ti y en mí misma. Y te digo de todo corazón:  Mi casa es tu casa. ¡Bienvenido a este humilde hogar!”.

viernes, 1 de junio de 2012

¿Y dónde está mi cabello?

Mi cabeza lucía como un alfiletero hace un par de semanas, pero todavía no se cubre mi cuero cabelludo. Es más me parece que los cabellos que asoman son los que resistieron la quimio, pero ¿dónde están los otros? ¿No van a volver? ¿Son invisibles? ¿Se han vuelto a caer?

Ya no sé qué pensar de la recuperación de mi pelaje… Cuando terminé el tratamiento aun me quedaba el 30% de mis cejas y pestañas, pero ahora, en vez de haberse poblado nuevamente se han caído casi por completo.
Me pregunto si la dieta sin proteínas, que empecé hace 10 días tendrá algo que ver. La teoría del médico chino es que no hay que alimentar a las células cancerosas, por eso no debo comer  ningún tipo de hormonas sexuales ni de crecimiento. Es decir nada de proteínas provenientes del reino animal, y nada de soya. Así que le he dicho chau a la leche de soya, al queso y a los helados…

¿Le habré dicho chau a mis cejas y pestañas, también, sin darme cuenta?? Espero que no, pero mientras espero que regresen, me impaciento. La falta de pestañas realmente es molesta, el ojo te pica todo el tiempo.

Pero si he de hablar de las molestias, tengo que volver a mencionar mis pies. Curiosamente – no sé si también coincide con que estoy tomando las hierbas chinas-, los pies están más acalambrados que nunca. Se acalambran incluso cuando estoy con zapatillas. A veces me saco la zapatilla para ver si no tengo la media arrugada en la planta o algo así, pero no. Mis pies están acalambrados la mayoría del tiempo. La duda es si estoy recuperándola sensibilidad y por eso siento el acalambramiento o si se me están acalambrando más que antes.

Pero el invierno siempre ha traído consigo los calambres. Hace un par de noches, me despertó una sensación rara en mi brazo derecho, se había estrangulado con la manga del pijama y estaba adormecido desde el hombro hasta los dedos. Ese día pensé morir de dolor, pero la falta de sensibilidad en los dedos de la mano me salvó. Tomó su tiempo y mucho dolor que volviera a la normalidad.

Felizmente el estómago está de lo mejor, no tengo gastritis y voy al baño regularmente después de cada comida.  Entre la nueva dieta y las hierbas chinas ya no siento que necesito echarme a dormir después de comer y es como si tuviera más energía.

Lo único que me preocupa es que se me acabe el descanso médico. Ya me acostumbré a vivir sin trabajar. Me siento amenazada ante la posibilidad de volver a la rutina de antes. Aun no estoy lista a enfrentarla. Necesito más tiempo.


Gracias, Señor, por las hierbas chinas que están limpiando mi cuerpo y sanándome. Dame fortaleza para seguir la dieta y no caer en la tentación de romperla, y dame paciencia para esperar el tiempo necesario para volver a ver mi cabello en el espejo. Bendice a todos los que me apoyan de cerca y de lejos. Amén.