Como ya he pasado por esto antes, me corté el pelo chiquito, a lo Halle Berry, y he estado usando un pañuelito a modo de vincha para que la gente se vaya acostumbrando a mi nuevo look. Todos creen que me ha dado un ataque de coquetería porque aún tengo cabello y no estoy ni pálida ni amarilla.
Yo nunca tuve mucho pelo, es más siempre se me ha hecho un
hueco en la raya del pelo y ese es mi punto débil. Sin embargo, hace 18 años
mis pocos pelos fueron leales y no se me cayeron del todo. Contra todo pronóstico mi cabellera se
enraleció pero con un pañuelito era totalmente manejable. Esta vez me han puesto
otro producto y aunque aun no tengo ningún hueco, hay peligro inminente de
quedarme pelada.
El sábado llevé una peluca que me han regalado al salón donde me atiendo. Me la puse, me hicieron un corte para que se adapte a mi estilo y
la dejé para que le cambien el color. Mañana la voy a recoger y tal vez salga
de la peluquería con mi nueva cabellera. Será la primera vez que entre con el
cabello corto y salga con el cabello más largo.
Entre tantos afanes, le contaba a mi hermana mis avances con
la peluca, cuando mi sobrina de 13 años intervino: “No, tía, no. No te pongas
peluca”. “¿Por qué no, si me voy a
quedar calva?” “No tía, es horrible”. Luego de reírnos y tratar de
explicarle que estaba con un tratamiento que iba a hacer que se me cayera todo
el pelo -pero que luego me iba a volver a crecer- ella interpretó que me estaba
haciendo un tratamiento para que me saliera más pelo y me habló de unos
tratamientos con lociones que no eran tan radicales.
¿Cómo decirle que el tratamiento no era un asunto capilar?
¿Cómo decirle que el tratamiento es porque tengo cáncer? ¿Cómo hacer que lo tome
con naturalidad? ¿Cómo decírmelo a mí misma, primero? ¡Esa es la verdadera
cuestión! ¿Cómo asumirlo con naturalidad? y ¿cómo contarlo a los demás sin
quebrarme?
Al revés que Sansón, voy a perder la cabellera pero tengo
que ganar fortaleza. Si artistas como Cher han aguantado tantas operaciones para estar REGIAS,
yo puedo aguantar este pequeño trance para estar SANA.
Dios mío dame fuerzas
para enfrentar mi nueva imagen en el espejo. Para seguir sintiéndome yo, y no
perder la sonrisa. Bendice a Olimpia, mi peluquera, que con tanto cariño se ha puesto a desenredar la peluca, a
enseñarme como peinarla y que me ha ofrecido agregarle unos elásticos para que me
den la seguridad de que no se me va a mover, si es que me quedo totalmente sin pelo.
Bendice a mis amigas que me llaman y me dan aliento y que, sobretodo, se ponen a
mi disposición para lo que necesite. ¡Cuídalas mucho!!