jueves, 21 de junio de 2012

Ojo que no ve, corazón que no siente

El martes estuve donde el doctor Pum, el doctor de medicina china. Él me había visto hace tres semanas con los resultados de la resonancia magnética. Le expliqué lo que opinaron en la junta de médicos del oncólogo el cirujano oncólogo y el radiólogo.

Con su sabiduría china me hizo saber que el problema de la vagina, que para el cirujano era la cicatriz de la histerectomía, era lo de menos, porque eso me lo podían raspar sin problemas. Lo que le importaba  a él -y era el objetivo del tratamiento que hemos empezado- es atacar los ganglios inflamados. Al contrario de lo que opina mi cirujano: “que no son nada”,  el doctor Pum sí les da importancia y está seguro de poder controlarlos.

Yo que pensé que tomaba las hierbas y hacía la dieta vegetariana y sin hormonas como una precaución, ahora, recién me doy cuenta que estoy peleando una nueva batalla contra el mismo enemigo pero con otras armas.

Saber esto me ha sorprendido. No estoy viviendo un tiempo de convalecencia de los efectos de la quimio, estoy EN TRATAMIENTO, con todo lo que esto implica. Para que me entiendan bien, si estoy en tratamiento, estoy en pie de guerra, es decir hay un enemigo en el frente del cual me debo defender. Para mi doctor chino, no es una posibilidad, está ahí y lo vamos a derrotar.

Yo había optado por creer a mis médicos oncólogos y aunque el panorama de esperar hasta agosto para ver qué pasaba con la nueva resonancia era estresante, me daba un respiro. Durante tres meses iba a dejar de pensar en mi enemigo. Pensé que estaba viviendo un periodo de tregua y me entregué a él sin más, con fe en la medicina occidental.

Aun estoy aturdida por la noticia. Esto de no esperar tres meses con los brazos cruzados para prevenir un posible avance de la enfermedad (en caso de que los ganglios no estuvieran inflamados por otra razón) se ha transformado en “…sigues en tratamiento, Miski”.

Es curioso, para la medicina occidental un ganglio inflamado que mide menos de 1 cm no se considera cáncer. Si crece, entonces hay que preocuparse. Si no crece no hay forma de saber si es o no es cáncer a no ser que te lo extirpen. Pero como los míos están en zonas difíciles de llegar, la solución es esperar. El método de diagnóstico es esperar a ver si crecen, para poder detectarlos con un petscan (que no detecta lesiones de menos de 1 cm) y entonces, recién se da el tratamiento.

En cambio para la milenaria medicina china, el tamaño es lo de menos. Ellos sí pueden controlar lesiones de menos de 1 cm. Es más, según me he informado, las hierbas chinas funcionan mejor con tumores pequeños. Así que no puedo estar en mejores manos.

El doctor Pum me hizo saber también que cada vez me va a aumentar más las medicinas. Ahora ya no solo voy a tomar las hierbas sino también unas pastillas que se llaman Anticancerlín, que tienen las mismas hierbas que ya tomo más una más que no está disponible en Perú.

Anteanoche, tomé las pastillas pero me sentí mal, empecé a toser y a sentirme intoxicada. El vientre se me abalonó y me asusté, pero todo se pasó en unos tres minutos. Pero no me he atrevido a tomar la siguiente dosis.

Hoy tendré que consultar al doctor al respecto. Espero no ser alérgica a este medicamento. Realmente espero que no sea así.



Señor, gracias por poner en mi camino a un representante de la medicina milenaria china. Dame fe y perseverancia para seguir sus indicaciones al pie de la letra. Te pido también un poco más de paz interior para aceptar este nuevo escenario de lucha con la fortaleza necesaria.

lunes, 18 de junio de 2012

¡Un mes más…de descanso médico!

Hoy recogí la solicitud de descanso médico que ha emitido mi oncólogo para que me extiendan este tiempo de recuperación por 30 días más. ¡Qué alivio!! El doc dice que aun tengo anemia como efecto secundario y por eso aun debo permanecer en mi casa. ¡Esta noche dormiré tranquila!

Es verdad, si hago mucho trajín me viene un cansancio terrible y,casualmente, la cura para el cansancio es el reposo…

Ayer me excedí porque fue el Día del Padre. Organicé una parrillada familiar para los carnívoros y las vegetarianas (mi hermana Ana y yo). Es increíble cómo puede la convicción. No probé ni un poquito de carne. Empezamos con unas brochetas de zuchini con pimiento, piña y cebolla estaban deliciosas, y seguimos con unos portobellos al ajo  y mantequilla… ¡Hmmm!!! Y como si fuera poco un ceviche de champignones generoso con su choclo y su camotito… No dejaban extrañar la carne.

De postre combinado de arroz con leche y mazamorra morada, yo solo probé la mazamorra porque no puedo comer nada con leche… Esta vez no me importó hacerla de sobre, con sus pasas y guindones estaba súper rica. Por ahora estoy concentrada en no comer carne ni soya, me estoy relajando con los alimentos industrializados.

Hoy me levanté con sueño, hice un trámite en Telefónica y quedé agotada. Dormí una siesta de una hora que fue insuficiente. Hace un rato tome un lonchecito, pero estoy que me caigo de cansancio. No quiero meterme en la cama tan temprano porque después me duele todo el cuerpo o se me adormecen los brazos, pero qué ganas de hacerlo…

Eso de la cama es otro tema. Para que no me duela la columna me compré una cama súper dura, pero resulta que  la primera noche me dolieron las costillas, como si hubiera dormido en el piso.
De solo pensar en que vaya a tener que devolver el colchón me da stress… pero resulta que no es el colchón sino mis músculos. Parece que esto de limpiar, cargar, colocar libros en el estante es demasiado para mí.

Mañana tengo cita con el doctor Pum, voy a comentarle de los calambres en el brazo, realmente me preocupa… El brazo derecho me duele mucho, debe ser porque ayer he cocinado (preparar las brochetas…). Tengo una sensación como si hubiera algo un tendón, por ejemplo que se hubiera encogido y me tira alrededor de la axila. Además me duelen los músculos y huesos de la palma de la mano… Estas manos de artista están sufriendo con las tareas del hogar. Hoy quise escribir y no pude tomar el lapicero, algo me dolió al centro de mi mano.

Acepto este padecimiento como el precio de la independencia… Felizmente sí puedo escribir en computadora.

Señor, gracias por darme alegría y buenos ratos en familia que me hacen olvidar los efectos colaterales de mi tratamiento. Gracias, también,  por mi nuevo espacio, me siento muy a gusto en él. Bendice a la señora del menú que me prepara reconfortantes jugos de fruta y panes con palta cada vez que me faltan las fuerzas, es un ángel.


domingo, 10 de junio de 2012

Un paso a la vez… hacia mi nueva vida

Es una linda tarde de otoño, con un solcito que calienta el cuerpo y el alma. Me doy cuenta que soy muy afortunada porque este sol me da ánimos para mudarme con entusiasmo, sin una pizca de pensamientos grises como el cielo de Lima.
No me estoy mudando exactamente, ya estoy instalada desde hace un par de semanas pero recién hoy me voy a  quedar a dormir en mi nuevo depa. Me siento como una loba que ha estado preparando su guarida y por fin, sabe que estará segura en ella.

El  depa de tan listo que está ya se ensució todo y hay que volver a limpiar a profundidad, pero eso será el día martes que viene Esperanza, mi asistente en asuntos de limpieza. Así quedará listo para el miércoles que vienen de un canal de TV a entrevistarme. Hay un programa dedicado a la salud que se llama Cuidate Mucho y están preparando un especial sobre el cáncer, con tres sobrevivientes. Esta vez voy a  dar la cara, hasta  la pelada, todo con mi propio nombre.

Como en muchas ocasiones en  mi vida, las sincronizaciones se dan. Empiezo mi nueva vida un 10 de junio del 2012, 19 años después de la primera vez que me separé de la casa familiar -el 11 de junio de 1993- y me pesca leyendo un libro sobe Códigos Curativos, que me ha regalado una gran amiga para que siga con mi búsqueda de terapias complementarias y de carácter holístico. La lectura está prometedora…

Además creo que hoy se termina mi descanso médico (el oficial) pero yo aun no estoy lista para retornar a la llamada “normalidad”, este es el momento preciso para sumergirme en mi nueva forma de vida y mientras no me aferre a nuevos hábitos saludables de vida, no volveré a la rutina anterior. Hablaré con mi médico, con la gente de recursos humanos, con mi jefe… alguna opción habrá.

En mi nuevo espacio me siento “como en casa”, valga la redundancia. Recuerdo que cuando entré al depa por primera vez pensé “aquí puedo vivir” y estuve segura que era el lugar correcto.

Ahora, que sin querer queriendo, la decoración del depa se ha ido armando con los sillones de mi hermana, la cómoda de mi madrastra, los baúles de mi abuelo... puedo exhibir como tesoros el gran cuadro abstracto de mi ex, y los  sensuales  cuadros de mi amiga Inés, la pintora.

La mesa de mi comedor luce un mantel tejido a crochet por mi mamá, que mi hermana me ha traído. Frente a esta me acompaña la vieja Remington de mi abuelo en la cual hice todos mis trabajos de la universidad y mis primeros poemas.  De solo verla recuerdo que soy escritora por sobre todas las cosas y que esa es mi misión.  En la sala está mi revistero-tigre de bengala que alberga en su lomo un par de cuentos  andinos reproducidos en la técnica de las arpilleras, unas joyas.

Esta es mi casa de escritora, es mi nueva guarida, mi espacio,  mi depa.

Gracias, Señor por todas las sincronizaciones que has orquestado para que yo pueda estar hoy aquí, iniciando una nueva etapa en mi vida. Una nueva etapa en un continuo de sueños y sombras. Dame fuerzas para mantener la fe en ti y en mí misma. Y te digo de todo corazón:  Mi casa es tu casa. ¡Bienvenido a este humilde hogar!”.

viernes, 1 de junio de 2012

¿Y dónde está mi cabello?

Mi cabeza lucía como un alfiletero hace un par de semanas, pero todavía no se cubre mi cuero cabelludo. Es más me parece que los cabellos que asoman son los que resistieron la quimio, pero ¿dónde están los otros? ¿No van a volver? ¿Son invisibles? ¿Se han vuelto a caer?

Ya no sé qué pensar de la recuperación de mi pelaje… Cuando terminé el tratamiento aun me quedaba el 30% de mis cejas y pestañas, pero ahora, en vez de haberse poblado nuevamente se han caído casi por completo.
Me pregunto si la dieta sin proteínas, que empecé hace 10 días tendrá algo que ver. La teoría del médico chino es que no hay que alimentar a las células cancerosas, por eso no debo comer  ningún tipo de hormonas sexuales ni de crecimiento. Es decir nada de proteínas provenientes del reino animal, y nada de soya. Así que le he dicho chau a la leche de soya, al queso y a los helados…

¿Le habré dicho chau a mis cejas y pestañas, también, sin darme cuenta?? Espero que no, pero mientras espero que regresen, me impaciento. La falta de pestañas realmente es molesta, el ojo te pica todo el tiempo.

Pero si he de hablar de las molestias, tengo que volver a mencionar mis pies. Curiosamente – no sé si también coincide con que estoy tomando las hierbas chinas-, los pies están más acalambrados que nunca. Se acalambran incluso cuando estoy con zapatillas. A veces me saco la zapatilla para ver si no tengo la media arrugada en la planta o algo así, pero no. Mis pies están acalambrados la mayoría del tiempo. La duda es si estoy recuperándola sensibilidad y por eso siento el acalambramiento o si se me están acalambrando más que antes.

Pero el invierno siempre ha traído consigo los calambres. Hace un par de noches, me despertó una sensación rara en mi brazo derecho, se había estrangulado con la manga del pijama y estaba adormecido desde el hombro hasta los dedos. Ese día pensé morir de dolor, pero la falta de sensibilidad en los dedos de la mano me salvó. Tomó su tiempo y mucho dolor que volviera a la normalidad.

Felizmente el estómago está de lo mejor, no tengo gastritis y voy al baño regularmente después de cada comida.  Entre la nueva dieta y las hierbas chinas ya no siento que necesito echarme a dormir después de comer y es como si tuviera más energía.

Lo único que me preocupa es que se me acabe el descanso médico. Ya me acostumbré a vivir sin trabajar. Me siento amenazada ante la posibilidad de volver a la rutina de antes. Aun no estoy lista a enfrentarla. Necesito más tiempo.


Gracias, Señor, por las hierbas chinas que están limpiando mi cuerpo y sanándome. Dame fortaleza para seguir la dieta y no caer en la tentación de romperla, y dame paciencia para esperar el tiempo necesario para volver a ver mi cabello en el espejo. Bendice a todos los que me apoyan de cerca y de lejos. Amén.