domingo, 27 de mayo de 2012

Los hombres clave en mi vida


A pocos días de independizarme, por fin y vivir sola en mi depa, me estoy replanteando algunas cosas básicas. ¿Quiero vivir sola? Sí, claro que quiero. Quiero tener mi propio espacio, organizar mis días a mi ritmo y dedicarme a lo que más me gusta: escribir, sin pretextos.

No tengo pareja, pero me doy cuenta que últimamente estoy rodeada de hombres. De un lado están mis médicos: importantísimos, y  mi padre: insustituible. De otro, como nueva propietaria de mi depa, últimamente tengo muchas citas con una corte conformada por mi carpintero,  mi albañil, el tapicero, el cerrajero, el persianero  (si así se le dice), el chico de Movistar tv, el colocador del rack, el que trae el gas… en fin. Me doy cuenta que el mundo está lleno de hombres, no hay mujeres que te den esos servicios…

Ayer me puse a pensar en la suerte que tengo de ser una mujer sola- me refiero a estar sin pareja- porque entonces no dependo de lo que “él” me diga o me sugiera. Yo averiguo pago y exijo. Si no queda bien reclamo y todo en paz… Nadie se ofende, no tengo que rogar “amorcito, cuando ponemos esto…” y voy avanzando.

Pero –pienso también-, sin tuviera a un hombre a mi lado yo no pagaría sola las cuentas… Todo tiene sus pros y sus contras.

Hace unos meses mi auto se descompuso en la Av. La Marina como a las 7 pm. Con toda la confianza del mundo llamé al servicio del Touring para que me rescataran y por supuesto, llegó “el hombre del Touring” a rescatarme en menos de 20 minutos. Lo primero que me dijo “¡Qué raro, señora! Usted no ha llamado a su esposo”. En ese momento me percaté que tal  vez soy un bicho raro, la única mujer que espera al mecánico en su auto cuando está oscureciendo… No, no puedo ser tan rara, me rectifiqué: tal vez este me quiere sacar plan por eso me pregunta por mi esposo para indagar. Como me enseñaron que no se habla con desconocidos nuestra conversación no llegó a más, pero me quedé pensando en su comentario:

¿Qué es más importante? ¿Tener un esposo a quien llamar para que se encargue del auto o tener la certeza que puedes llamar al hombre del Touring y que va a resolver tus problemas al instante…?

Gracias, Señor, por los hombres que nos apoyan en la vida sin ningún juramento de por medio. Me refiero no solo los hombres exitosos como mis médicos. Me refiero a aquellos hombres que no elegiríamos de pareja pero que trabajan para una, esos hombres que saben su oficio y resuelven, cuyos teléfonos no queremos perder por nada del mundo. Bendícelos  para que nunca les falte chamba.

martes, 22 de mayo de 2012

Falsa Alarma


Por fin, hoy hubo junta de médicos para ver mi caso. La buena noticia es que tanto el cirujano como el radiólogo coinciden en que las lesiones (por llamarlas de alguna manera) que no habían reducido su tamaño no están asociadas a la enfermedad. Las razones son varias, una de ellas porque no es la forma usual de expandirse el tipo de cáncer que yo tuve antes y la otra porque cuando me hicieron la laparoscopía no detectaron nada en ese lugar, por lo que debe tratarse de la cicatriz de mi histerectomía.

Entonces me van a tener “en observación” eso significa que en tres meses (en agosto) repetirían la resonancia magnética para ver si hay cambios. ¿Y cuál sería el peor escenario? En caso que se equivocaran lo más que podría pasar es que las lesiones crezcan de 1 cm a 2 cm (algo totalmente manejable). Entonces, me harían un petscan y verían cuál sería el siguiente paso.

Como sugerencia adicional, mi ginecólogo oncólogo me sugirió que hiciera mi vida normal, que no me obsesionara pensando solo en esto y que era importante que mantuviera mi inmunidad en buen estado, es decir que no dejara de comer carne, ni nada de esas cosas “…que suelen hacer algunos pacientes…”.

Yo solo sonreí y no dije nada, pero esta mañana tuve cita con un médico chino que me resondró por no haber hecho la dieta vegetariana que hace mi hermana, aduciendo que “Del mismo árbol, el mismo fruto…”, es decir que tengo los mismos genes defectuosos que ella.

El doctor fue radical, nada de hormonas: ni hormonas sexuales ni hormonas de crecimiento, en otras palabras, nada de procedencia animal (ni pollo natural ni pescado) ni soya porque es puro estrógeno. Además, voy a tomar un concentrado de hierbas chinas por 21 días ¡y ya veremos…!!

Al doctor chino no le gusta la quimio, preferiría que me hubiera hecho un tratamiento con medicamentos biológicos. Solo espera que mi hígado aguante y tolere las hierbas.

Así que me despediré de las delicias del mundo animal para sumergirme en las delicias de la Pachamama. Necesito recetas vegetarianas ¡con carácter de urgencia!!!


Señor, gracias, por las buenas noticias, por la oportunidad de consultar la medicina dura y la alternativa, aunque dejar de comer carne resulte más aterrador que la propia quimio. Dame fuerzas para cumplir mi nuevo régimen y bendice a todos mis doctores: a los oncólogos y al médico chino. Amén.

sábado, 19 de mayo de 2012

Hay algo ahí, pero ¿qué??


En las películas del lejano oeste los indios apaches no dejaban que les tomaran fotografías porque creían que la fotografía atraparía su alma. ¿Qué habrían pensado estos sabios indios si hubieran conocido la resonancia magnética, es decir una fotografía interna de todos tus órganos?

Se habrían negado, es todo lo que intuyo.

La ciencia avanza muchísimo, el diagnóstico por imágenes permite descubrir nódulos por más pequeños que sean, el problema es que los detecta, sabemos su ubicación y su tamaño aproximado  pero son solo un indicio, no es una foto real.

La interpretación es ahí hay algo, pero ¿qué es realmente aquello que se ve en la placa?

En mi caso los nódulos siguen siendo pequeños (menos de 1 cm), en algunos casos se interpretan favorablemente como cicatrices de algo que fue y ya no está más, en otros se cree que es un ganglio inflamado sin enfermedad y en otro parece que hay que seguir batallando.

Lo cierto es que Dios tendrá que guiar a mis doctores para interpretar adecuadamente estas luces y sombras que son lo más cercano a una foto de lo que ocurre dentro de mí. Mientras tanto, yo debo seguir rezando, en primer lugar, cuidándome, en segundo lugar, y enamorándome cada vez más de la vida para que mi organismo haga link con mi cerebro (deseos y emociones) y rompa el karma.

Confiar es una tarea difícil, yo estoy confiando mi restablecimiento a mis oncólogos, que son buenísimos, tienen mucha experiencia y un gran corazón. El día lunes habrá junta de médicos para revisar mi caso y ver mis opciones.

Como señala el nombre de mi blog. La Vida nos enfrenta alternadamente -y a veces abruptamente- a Sueños y Sombras. Un día celebramos, al día siguiente estamos acongojados, esa es la prueba. Para entretenerme hoy me mudaré a mi nuevo hogar. Disfrutaré de este Sueño que se hace realidad  y dejaré las Sombras del miedo y la incertidumbre adormiladas hasta nuevo aviso.


Seños, gracias por las buenas noticias acerca de mi salud y por los sueños realizados. Bendice a mis doctores y a todos los doctores del mundo porque tienen en sus manos la  vida de sus pacientes. Dame fuerzas para aceptar tu voluntad y más fuerzas, aún, para seguir luchando.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Los pequeños placeres de la vida


El escritor chino Lin Yutang sostenía que uno puede considerarse afortunado si  come cuando tiene hambre, duerme cuando tiene sueño o se rasca cuando le pica. Esos pequeños grandes placeres son totalmente ciertos y nada mejor que un periodo de convalecencia bien llevado para disfrutarlos.

Yo le agregaría un par de  variantes en el caso de los pacientes oncológico:

1-Tumbarse cuando el cuerpo no te da más y abandonarte al ocio reparador sin remordimientos.
2-Rascarte el cuero cabelludo cuando te pica y descubrir que no se trata de brotes de caspa, ni de ninguna alergia o sarpullido, sino de tu nuevo cabello brotando por toda tu cabeza.

Desde la última semana me rasco la cabeza con indecencia, porque tengo comezón y por el simple placer de sentir que nuevamente hay vida bajo mi cuero (que fea palabra) cabelludo.  En cuanto surgió la sospecha de este milagro, me acerqué al espejo, prendí las luces del tocador, me puse los lentes de cerca y para mejores resultados tomé en mis manos el espejo de aumento que otrora usaba para depilarme. Y, sí, ahí estaba mi nueva cabellera asomando al mundo con fuerza. De perfil mi cabeza parece un alfiletero, pero no me importa. En un primer momento me asusté porque  no toda la superficie tenía folículos pilosos – me quedaré más calva que nunca, pensé- , pero no era así, casi imperceptibles brillaban mis canitas un tanto camufladas con la piel. ¡Qué alivio!

Después de cuatro meses de una depilación brasileña gratis e indolora voy a extrañar mi cuerpo exento de vellosidades. Estoy segura que mis axilas, pelvis,  bigote y patillas van a salir a la luz antes que mis pestañas y mis cejas y tendré que volver a preocuparme por la depilación con carácter de urgencia. ¡Pero será un gran placer!!!

Este idilio de mi cuerpo convaleciente va  llegando a su fin, espero que junto a las vellosidades y a mi nueva cabellera regresen también mis fuerzas, la energía que necesito para volver a la normalidad (si es posible hablar de normalidad, en mi caso).


Gracias, Señor, por haberme permitido disfrutar de la vida en esta etapa de convalecencia, de  los pequeños grandes placeres de alimentarte, descansar o, simplemente, rascarme cuando me pica. Realmente me siento muy afortunada.

jueves, 10 de mayo de 2012

Caprichosos pies de limeña


No sé de donde proviene esa idea que las limeñas tenían los pies pequeños… lo cierto es que mis pies por estos días andan en mi mente todo el tiempo. A veces parecen que siguen siendo pequeños, pero a veces pareciera que crecen tanto que ya no caben en el zapato.

Elegir el zapato adecuado que voy a usar es toda una decisión. Depende de cuánta sensibilidad tenga en la planta del pie y debajo de los dedos.

Luego de haber pasado el verano balanceándome sobre mis sandalias de corcho con taco 12 y plataforma, ahora no me atrevo. A partir de la quinta quimioterapia mis pies se han resentido por efecto del Cisplatino.

Hace 18 años los efectos eran más dramáticos, simplemente mis piernas (desde la articulación de la cadera a los pies) eran un globo, pero no estaba hinchada solo era una sensación. Recuerdo que levantarme de la cama y mantener el equilibrio con mi imaginario cuerpo abultado era un triunfo. Pero a todo uno se acostumbra y pronto logré superar esta situación. También llegué a perder la sensibilidad en el lóbulo de la oreja derecha. Me lo tocaba y no sentía nada. A mí me divertía que mi cerebro no reconociera una pequeña parte de mi cuerpo, pero sí me preocupaba eso de andar un poco sorda por esos días.

A mi oncólogo de entonces estos pequeños efectos colaterales no le importaban para nada… Mi oncólogo actual, en cambio,  se preocupó cuando le dije que había sentido agujitas en el rostro con la segunda sesión de cisplatino y cuando le hablé de mis pies adormecidos me preguntó si me tropezaba. Como le dije que no era para tanto, pasamos la página.

Pero basta que le digas al doctor que no te tropiezas para que te empieces a notar los efectos de la falta de sensibilidad. El primero fue no saber dónde empieza ni dónde acaba mi pie. Me estaba probando unas lindas botas durante un cierra puertas de una conocida tienda, cuando tuve la exacta sensación que en vez de pies tenía pezuñas.

Sí, mi pie estaba dentro de la bota, pero no sentía ni el talón ni los dedos. Por más que yo trataba de presionar los dedos para saber si la bota era de mi talla o no, no lograba sentir nada.  Esta ha sido la primera vez que me he comprado botas al ojo – el precio valía la pena- y parece que acerté.

A diferencia del primer día de usar cualquier zapato -y sobretodo cualquier bota-, esta vez no me ha dolido ningún dedito, no he sentido ninguna presión, ninguna señal de que me deba cambiar de zapato. Pero cuando me saco las botas me reviso bien los pies no vaya a ser que se haya formado una ampolla y  yo no sienta nada. Así de insensible me he vuelto.

Las manos también han perdido sensibilidad, cuando terminó el tratamiento se me dificultaba doblar los dedos, como si estuvieran hinchados o las articulaciones hubieran colapsado. Felizmente no hay dolor, solo hincones en las yemas de los dedos. Ahora que ya estoy en el día 14 desde la última quimio, los dedos de la mano ya no me hincan, pero todavía están torpes. Tareas tan sencillas como destapar una botella con tapa rosca son un terrible reto, ni hablar de dedicarte a la costura o el bordado… Tomar el lapicero y firmar los vouchers de la tarjeta de crédito es un ejercicio para mis manitas. Si no recupero mi sensibilidad pronto, voy a  tener que cambiar la firma de mi DNI porque las cajeras me miran de forma sospechosa y si le sumas que mi cara está diferente por la peluca… inmediatamente surgen las sospechas…


Señor, gracias por mis manos que me acompañan fielmente sin quejarse, gracias por mis pies que aunque adormecidos me llevan a donde yo quiero. Gracias, Señor, por este cuerpo que soporta el tratamiento y la ansiedad sin abatirse. Y gracias, Señor, especialmente por la magnífica capacidad de recuperación de nuestros cuerpos. Realmente estabas inspirado cuando nos creaste.