sábado, 28 de julio de 2012

No soy la única

Efectivamente, cada día me doy con que más personas allegadas a mí también han atravesado por un episodio de cáncer  y están siguiendo adelante con sus vidas.

Hace poco me reencontré con una antigua amiga. Yo la llamé  para pedirle un favor, y noté en su voz un extraño tono de sorpresa. Cuando nos vimos, me contó que había enfrentado un cáncer de mama hacía tres años. Conversamos con gran naturalidad sobre el tema porque ella sabía que yo había tenido cáncer muchos años atrás y lo había superado. Entonces entendí la razón de ese extraño tono en su voz.

Unos días después me encontré con otro amigo que no se había dado cuenta que yo estaba con descanso médico, al contarle mi situación me empezó a consolar con grandes argumentos y al final descubrí que a él le habían encontrado células amenazantes  y también estaba enfrentando un tratamiento. Los dos habíamos coincidido en tiempos para nuestros tratamientos, la diferencia es que él había seguido trabajando con ahínco y yo no.

La realidad es que todos convivimos con el cáncer. Las mujeres vivimos  bajo la amenaza de que nos encuentren algo en cada chequeo anual con el ginecólogo. Las valientes lo afrontamos, las cobardes simplemente no se chequean.

Sé que me he convertido en un modelo de lucha para los que conocen mi historia, pero hay muchas historias que se están dando a nuestro lado o a la vuelta de la esquina y de las cuales nos enteramos casualmente o tal vez no nos enteremos nunca.

Pero muchas de estas historias tienen un final feliz. El cáncer puede vencerse, es decir, controlarse. Tenemos que luchar para que la palabra “cáncer” deje de ser sinónimo de muerte. Yo personalmente conozco más de 10. Sus nombres: Silvia 1 , Silvia 2, Ana, Lucha, Giani, Elbita, Mónica, Cecilia, Hugo, Marisabel, Malu y Vicky. 

Hace poco me entrevistaron para un programa de TV. El mío será uno de tres testimonios de mujeres que hemos sobrevivido.  Hay mucho que difundir al respecto.


Gracias, Dios mío, por las historias de diagnóstico oportuno, por las historias de tratamientos 
exitosos, que nos dan esperanza a todos los que estamos en la lucha, y además le dan valor a los que tienen que ir a sus chequeos preventivos. 

martes, 17 de julio de 2012

La paz de la muerte


Falleció mi tía, la que estaba enferma. Murió de cáncer, no sé más detalles. Se fue en un par de meses, pero deja tras de sí un halo de buenos recuerdos. Prima hermana de mi mamá, tuvo cuatro hijas contemporáneas a nosotras. Nuestras familias compartieron mucho. Mi papá y mi tía se alternaban para llevarnos a la playa en vacaciones y a las fiestas en nuestra adolescencia. La muerte se había llevado por delante a una nieta y a una hija, con las cuales ya debe estar reunida.

Con la llegada de sus nietos se convirtió en “La Mocita”,  no permitió que le dijeran abuelita. Así era ella, tenía sus detalles.

De una extraña manera hemos estado conectadas. Yo sabía que su partida estaba cerca y le envié un mensaje con mis primas. Firmé como Miski, porque ella seguía mi blog. Me admiraba por mi valentía al contar las cosas. Recibí respuesta, tenía un par de libros para mí.

Cuando me dieron la noticia esta mañana no sentí tristeza, sentí paz. Mi tía se ha ido en paz, rodeada del amor y cariño de su familia.

Yo la recordaré siempre al observar las flores de mi violeta.


Señor, gracias por la Vida y por el Amor que experimentamos en esta travesía terrena. Gracias por las personas buenas que nos pones en el camino. Gracias por permitirnos morir rodeados de nuestros seres queridos, luego de una larga y provechosa vida.

sábado, 14 de julio de 2012

La felicidad del Gozo


Cuando pensé en abrir este blog, mi intención era escribir sobre el contraste entre las cosas que te llenan de felicidad y las que te traen abajo apenas unos días después.

Recuerdo una conversación con mi cuñado Carlos, acerca de la forma en que yo vivía la vida o cómo la sentía. Un día soy feliz al máximo porque logré algo o algo bueno pasó y al otro estoy decaída porque la vida me ha golpeado. Para mí resultaba muy desgastante pasar de la alegría  a la tristeza de golpe.

No se trata de mí, no soy bipolar. Se trata de la vida.  Me casé con el hombre que yo consideraba mi otra mitad y sentí una gran felicidad, a los cuatro meses me operaban de cáncer. Terminé mi tratamiento ¡qué felicidad! Me separé a los dos meses. Sí estas vivencias contrastadas me parecieron violentas,  el ritmo de los contrastes en mi vida ha ido en aumento con los años. Sustenté mi tesis de maestría un día 13 de diciembre, el día 17 celebraba el décimo aniversario de mi publicación más vendida y el día 22 me diagnosticaron los nódulos peritoneales. ¡Plop! Sentí como si tuviera el karma de que la felicidad me durase poco.

Mi cuñado que es de ascendencia china me explicó que los sabios chinos viven la vida en equilibrio, ni muy felices ni muy tristes. Yo no podía imaginar una vida así de aburrida. Me resultaba impensable.
Pero ahora he cambiado. 

Ayer realicé los ejercicios del código curativo que corresponde a la virtud del Gozo. Buscando una frase de enfoque de verdad con la que me identificara encontré la siguiente: “La felicidad depende de las circunstancias. El gozo llega a pesar de las circunstancias. Yo elijo el gozo”.

Cuánta verdad en la frase y qué oportuna en mi vida. Yo nunca me había puesto a pensar en que gozo y felicidad fueran diferentes. Según Google, gozo es el “Sentimiento de placer, satisfacción o alegría por el disfrute de una cosa”, mientras que la felicidad es un “Estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena”.
Es decir el gozo es un sentimiento, la felicidad es un estado de ánimo, es decir algo pasajero.

Y ahora que reflexiono al respecto, gracias al gozo es que yo puedo contar cosas divertidas o exaltarme, a pesar de que me encuentro en un periodo de relativa no-felicidad.  

Luchar contra el cáncer no te da felicidad, tal vez te la opaque, pero no te impide gozar de la vida. El gozo está más allá. ¡Qué maravilla!

¿Por qué toda nuestra cultura apunta a ser felices, en lugar de ser vivir gozosos? Esa es la clave de la verdadera felicidad. No depender de las circunstancias sino de tu deseo profundo de ser feliz pase lo que pase, es decir vivir en gozo o con gozo (esto es tan nuevo para mí que no sé ni cómo conjugar los verbos con este sustantivo).

Gracias, Señor por haber puesto esta lectura en mi camino. Por permitirme descubrir a mis 50 años que existe el gozo y que así como el amor es un sentimiento que no se afecta por las circunstancias (…o que no debería). Recuérdame siempre que el gozo de vivir es un regalo tan valioso que no puede opacarse por asuntos terrenales.

miércoles, 11 de julio de 2012

Una violeta llamada Asunción


Hace unos días  me compré la violeta africana que quería, está repleta de flores de un color violeta indeterminado. La he llevado conmigo a mi nuevo hogar  y la he trasplantado a otra maceta. Mientras lo hacía, muchas imágenes vinieron a mi mente: mi mámá, pionera en el asunto de la violetas , y mi tía Asunción, quien descubrió también el gusto por cultivar violetas y llegó a tener ejemplares dignos de concurso.

Mientras la acomodaba me hacía la idea que mi tía me la había regalado, y la he bautizado con su nombre. Nunca antes le había puesto nombre a una planta, pero lo he hecho para sentirme cerca de ella, ahora que está enferma y no puedo verla.

La noticia de su hospitalización me ha golpeado, yo hablé con ella hace menos de dos meses y se le oía muy bien. Aunque es una de mis tías más queridas, he decidido no visitarla. No me siento lo suficientemente fuerte emocionalmente para brindar apoyo, además está en la misma Clínica donde estuvo mi mamá, y eso  todavía me produce conflicto.

En estos días,  también hice un código curativo de El Perdón, no es nada sencillo, porque hay tanto que perdonar en la vida, sobre todo a una misma. Hay cosas que pasan y, entonces, uno tiene que perdonar a Dios, a la vida o al destino. Hay gente que te defrauda y que tienes que perdonarla. Y hay cosas que hacemos a diario por las cuales luego tendremos que perdonarnos.

Cuando pienso que ya no tengo nada que perdonar, me doy cuenta que todavía hay cosas que me molestan, algunas de ellas insignificantes pero ahí están. Bueno, difícil vivir sin tener que perdonar.

Por estos días he pensado mucho en mis primas, que la deben estar pasando mal: en mi tío, que aún no debe salir de su asombro con esta situación repentina. Cuando pienso en mi tía, siento que ella es la que menos sufre. Nada debe compararse a la muerte de mi prima Adita, diez años atrás. Ella impotente sin poder hacer nada por cambiar el destino de su hija. “Todo va a estar bien” le habría prometido, rogando por un milagro que no llegó. Su misión era darle fuerza y apoyo, aunque su corazón se quebraba en mil pedazos y se volvía a pegar una y otra vez.

El cáncer se ha llevado a muchos seres queridos en mi familia, a pesar que hay más probabilidades de sufrir un accidente  de tránsito. Me pregunto si es un asunto de genética o de creencias dañinas, mal manejo de sentimientos  o hábitos alimenticios destructivos que se han transmitido de generación en generación. Aun espero la respuesta.


Señor, dame fuerzas para aceptar tus designios. Dale fuerzas a mi tía para afrontar su enfermedad. Ilumínanos a todos para que podamos perdonarnos unos a otros -y a nosotros mismos- para aliviar la carga de culpa que puede llegar a enfermarnos. 

viernes, 6 de julio de 2012

Volver a la Vida, con calma


Estoy preparándome para volver a la “normalidad” y me aterra. Siento una gran amenaza. Sé que la voluntad es débil y que cuando me cuenten los proyectos y, sobre todo los problemas del trabajo me engancharé nuevamente y me olvidaré de mis prioridades. Por eso prefiero pasar este periodo de convalecencia en casa.

He tomado varias precauciones. En primer lugar me he mudado a vivir sola en mi depa. Ocuparme en la decoración e instalarme me ha tomado varios meses. Estoy contenta, aunque aun no establezco una rutina para escribir. Entre mi papá, mi tía y mis sobrinos dejo mi preciado tiempo libre para estar con ellos. Bueno, pasar tiempo con la familia no es pecado, pero es una “comodidad” peligrosa. Debo permanecer alerta.

Ahora que estoy cumpliendo un régimen de dieta vegetariana, comer se convierte en un ritual que incluye gran concentración. Y más concentración aún requiere el hacer hervir las hierbas chinas, que tomo por la noche. Se trata de hacer hervir un litro de agua hasta que quede solo una taza de esencia concentrada. Me da miedo que el sueño me venza y se evapore todo el líquido, queme la olla y hasta produzca un incendio.

He ganado libertad viviendo sola, pero por el momento no puedo llegar, tirarme a mi cama y olvidarme de todo hasta el día siguiente. Desde cosas triviales como botar la basura o echar llave a la puerta, son nuevas rutinas que debo incorporar a mi estilo de vida.

Por otro lado ya planté mi jardín y ahora debo regarlo con regularidad. Aun me falta colocar mis macetones y volver a comprar una violeta africana, porque la mía se murió en cuanto me enfermé. Estas plantitas son muy sensibles, y nadie cuida tus plantitas como tú misma.

Ya casi todo tiene su sitio determinado en el depa y todavía tengo espacios de almacenaje libres, por ejemplo debajo de mi cama. No sé qué voy a guardar ahí ni cómo porque yo sola no puedo levantar  la tarima y eso de agacharme para guardar cosas ahí debajo me da miedo. Pienso que la cama se va a cerrar y yo me voy a quedar atrapada. Felizmente, ya entregué llaves de repuesto a mi familia por si necesitan venir a mi rescate.


Por último, esta semana he estado muy ocupada empezando a practicar los Códigos Curativos, una terapia creada por el Doctor Loyd, que recoge los principios de la física cuántica para curar las imágenes negativas asociadas a un recuerdo que te produce estrés, y que en consecuencia origina tu enfermedad o dolencia. La curación se basa en detectar los recuerdos que te alteran todavía, trabajar en ellos no para cambiar tu sicología sino para borrar las asociaciones negativas que te producen la imagen de su recuerdo. Estas imágenes negativas no estarían en nuestra memoria (cerebro) como comúnmente creemos sino en cada una de las células de nuestro cuerpo, lo que se llama memoria celular. Para hacer ello te ayudas repitiendo una frase o Enfoque de la Verdad , que es una premisa que tu cuerpo acepta como válida.

¡Es increíble!! Cuando uno busca en su memoria las imágenes aterradores, llega a encontrar algunas, en el proceso te estremeces con el recuerdo, por eso te piden que la califiques del 1 al 10 según la intensidad del malestar que te produce. Luego que practicas los códigos vuelves a evocar la imagen y mides la intensidad del rechazo, a veces ya no hay rechazo… Entonces se ha producido una curación (mayor información en http://www.thehealingcodebook.com).
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Quiero avanzar con los códigos curativos antes de volver a la normalidad y añadir más imágenes estresantes a mi ya estresada memoria.


Señor, gracias por poner en mi camino tantas alternativas de curación, además de la fe. Gracias por mis ángeles que me dan libros o me apoyan en esto. Sé que estoy en buenas manos, me trata el mejor médico oncólogo y el mejor médico chino. Y gracias a tu fuerza, yo soy la mejor paciente, aunque a veces me impaciente.