miércoles, 26 de septiembre de 2012

Recuperé mis fuerzas


La semana pasada puse a prueba mi resistencia física. 

Sábado tuve un matrimonio que terminó en una fiesta hasta las 2 de la mañana. Fui tan feliz como la misma novia, pero mis motivos eran otros. Por fin podía estar ahí con tacos, vestida bonita y con mi peluca recién peinada. Domingo descansé. Lunes me fui al cine. Martes y miércoles tuve un curso de 7.30 a 10 de la noche, lo que significó que estuviera casi 13 horas continuas en el trabajo. El jueves tuve una cena con mis primos, de ocho a 11.30 de la noche. Entre risa y risa el cansancio se desvaneció.  El viernes fui a una fiesta y bailé durante dos horas seguidas, como un trompo feliz!!!  

Este sábado: dicté mi taller con los niños por la mañana. Recargué mis baterías por la tarde y el domingo me fui de exploradora a pasear por Las Lomas de Lúcumo, en Pachacámac. Manejé mi auto, trepé el cerro en una caminata de una hora, almorcé rico y por la tarde fui a conocer unas huacas aún en estudio.  A las 6 de la tarde volví cansadita pero feliz!!!!

Yo estaba feliz no solo por haberme divertido, por haber socializado, por haber vuelto a la vida pero especialmente porque mi cuerpo ha estado en condiciones de seguirme el ritmo.

Este cuerpito que Dios me ha dado, es una máquina misteriosa, tiene un asombroso poder de recuperación. A cinco meses de mi última quimo ya estoy como si nada… Solo llevo dos marcas que aun me delatan: mi catéter y mi cabello que todavía parece una pelusa.

Aun me cuido y voy al trabajo solo tres días a la semana, los otros días monitoreo desde mi casa y puedo dormir la siesta. Siempre es bueno descansar pero ahora mi siesta es rápida,  no más de 30 minuto: y lo mejor de todo, ya no caigo como muerta.

Me imagino que la dieta y las hierbas chinas para controlar las transaminasas están haciendo su efecto.


Gracias, Señor, por el descanso, por la alegría de vivir, por ni familia y  los amigos que me apoyan, por las hierbas chinas y por escuchar mis ruegos… Pero, especialmente, gracias por mi cuerpo, con su ADN mutante y sus achaques, no me importa!!! Así lo quiero!! Es mi cuerpo y punto!! 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Pisando fuerte!!


Estoy decidida a avanzar por la vida dando pasos firmes, recuperando mis intereses personales.

Episodio I

Así lo hice hace poco, me inscribí en un taller de capacitación sobre Promoción a la lectura y escritura a través del arte relacional. Estaba tan emocionada descubriendo mi cuerpo y sus sentimientos para volcarlos en un poema, que me olvidé que alguna vez me hicieron quimioterapia, que aun tenía ciertas limitaciones en mis terminaciones nerviosas de pies y manos…en fin, me olvidé de todo.

Después de estar dos horas de pie, me animé a tomar unas fotos, saqué mi cámara fotográfica y me puse de cuclillas. Foto 1, foto 2, foto 3, un poco más a la derecha, un poco más a la izquierda… 

Cuando estaba por terminar, aún en cuclillas quise mover mis pies y ¡OH, OH!!! ¡Mis pies NO respondían!!! Pies a la derecha, indicaba mi  mente a los pies y estos nada. No sentía ni controlaba nada de mis pantorrillas hacia abajo. Traté de darme impulso con las caderas y solo conseguí rodar por el suelo como los muñecos porfiados.

Felizmente al caer se estiraron mis piernas y recuperé el control y pude levantarme…

Episodio 2

Después de un día atareado, como premio me voy a una tienda decidida a aprovechar las ofertas de fin de temporada y compararme unas botas. ¡Flechazo!!! ¡Amor a primera vista!!! Las botas de mis sueños, en mi talla y con un buen descuento…

Me las probé inmediatamente y para mi sorpresa me quedaban grandes. Pedí una talla menos y me quedaban bien. Palpé la punta de mis pies para ver si efectivamente mi pie estaba cómodo. Yo las sentí perfectas. Saqué mi tarjeta de crédito y me las llevé a casa. Me pasé pensando que falda me pondría para lucirlas al día siguiente. No veía las horas de estrenarlas… Más que emocionada metí mi piecito en la bota y ¡Oh, Oh, maravilla!! Parecía una de las hermanastras de Cenicienta tratando de entrar en el zapato de cristal… Mi pie entró en la bota pero no podía estirar los dedos. Al pisar era evidente que mi pie era más largo que el # 35 que había comprado. ¿Cómo fue que mi pie creció de un día para otro??? 

La respuesta es muy sencilla, las terminaciones nerviosas de mis manos y mis pies aun están afectadas por el placitaxel.
Por suerte logré cambiarlas botas por mi número habitual y ahora sí he podido estrenarlas… ¡Un éxito!!!


Señor, gracias por estos momentos de total amnesia de mi pasado reciente, del olvido total de mis limitaciones. Gracias por los buenos momentos que me regalas en esta nueva etapa de mi vida.

martes, 11 de septiembre de 2012

Un traspié por superar


No han pasado ni tres semanas de clases y ¡PLOP!!! Ya empecé a somatizar… Me brotó un herpes en el pecho y debajo del brazo. Gracias a Dios, que no me ha dolido tanto y que los brotes han sido realmente  pequeños. Mi sicóloga – sí ahora voy a una terapia de grupo- dice que eso me pasa por no hablar de lo que me molesta. ¡Mi cuerpo está protestando!!

Resulta que estoy aterrada de dejarme dominar por la rutina y las urgencias del trabajo. Es difícil para mí, no sentir cierta culpabilidad por haber estado ausente durante ocho meses y que el trabajo acumulado siga así, acumulado –sí, ¡estoy mal de la cabeza!!-.

Yo pretendo organizarme pero me doy cuenta que mis pares no respetan los tiempos de los demás. Hay que estar persiguiéndolos, replanteando citas, insistiendo porque te contesten. Así que ahora me doy cuenta que si no se avanza como se  debe, no es por mi culpa, sino por la ineficiencia de los otros miembros del equipo. Pero como no me gusta integrar un equipo ineficiente estoy dispuesta a apoyar incondicionalmente y ¡…ahí está la trampa!!! Debo aceptar que no integro el quipo de los 4 fantásticos sino el de los 3 gatos que cantan desentonados… ¡Qué golpe para mi ego!!!

Corolario: debo repensar mis prioridades laborales. Debo ponerme límites y aceptar las limitaciones de los presupuestos, los cronogramas, etc. Sin perder el ánimo.


Señor, dame fuerzas para aceptar que no puedo detener las turbulencias de la vida, que debo esperar que pasen sin tomarlo como algo personal. Bendice a mi equipo para que recupere el equilibrio perdido y trabajemos en armonía.

domingo, 2 de septiembre de 2012

La realidad golpea


Luego de ocho meses de estar entregada a sanarme, he vuelto al ruedo. 

Como trabajo en una universidad dictando clases, empecé a ir una semana antes del inicio del semestre, para acostumbrarme. 

Al principio todo parecía ir bien, hasta que me di cuenta que no me podría ir temprano a casa, porque habían muchas cosas acumuladas en mis meses de ausencia. Quise quedarme hasta tarde para no ir todos los días, pero el problema que encontré es que no hay comida saludable para tomar un loche vegetariano. Todos los sándwiches tienen jamón, o queso o harta mayonesa.

De todas maneras me he quedado hasta tarde pero ahora llevo mi lonchera para la media mañana, el almuerzo y el lonche. Realmente es todo un esfuerzo prepararla y cargarla. Como llevo envases de vidrio en vez de plástico, ya el hombro se me descuelga.

Pero aquí estoy tratando de bajar el ritmo y controlar a quienes me presionan a hacer más de lo que debería. Una cosa es dar una mano, colaborar, otra es tomar toda la responsabilidad… pero a veces es necesario. Me doy cuenta que necesito trabajar mucho el autocontrol para no caer en el stress de siempre, perdón, de antes..

Cuando dicto clases estoy con mi peluca, pero en la tranquilidad de mi oficina me la quito y me pongo un pañuelo. A estas alturas ya no me importa si la gente habla de mí. En todo caso hablarán de “lo que pasó” o de “lo que ya superé”. Ahora que sé que he pasado mi control estoy más fuerte, así me digan que alguien dijo “que estaba cagada” ya no me afecta, me da risa.

El viernes me quedé en casa, a pesar que me parecía que debía ir a trabajar. Opté por monitorear desde lejos, logré descansar. El cuerpo me lo pedía. He comido sano y rico.

El lunes que se vislumbraba lejano ya llega. Me dispongo a reunir la energía que necesito para dictar clase y no morir en el intento…

Señor, te doy gracias por la energía renovable de este cuerpo autosustentable. Con la ayuda de mis médicos y el empeño que le ponemos todos en mi familia para comer bien, dentro de mi dieta vegetariana y , además, baja de grasas, estoy saliendo adelante. Sé que tú estás detrás de mi fuerza de voluntad porque sola yo no podría.