Hace casi dos meses que volví a trabajar, luego de ocho
meses de descanso médico y ya necesito vacaciones.
Ha sido muy iluso de mi parte pensar que voy a volver a ser
la misma, ilusos también mi médico y mis compañeros de trabajo. Contra todo mi
espíritu luchador y optimista me tengo que conformar y aceptar que NO soy la
misma de antes- al menos por ahora y entiéndase ahora como un prolongado
presente-.
Mi hígado ha quedado muy sensible y al menor contratiempo me
da un PATATÚS. Si como algo grasoso como un pan con mantequilla me da PATATÚS.
Si voy a tener un día tenso amanezco con todos los síntomas del PATATÚS.
Mi estómago se pone rígido, literalmente como tener el
estómago hecho un nudo, me da dolor de cabeza, no siento que respire lo suficiente
y me pongo lenta, muy lenta.
Hoy amanecí con esa sensación horrible, quise ganarle y me
sobrepuse, pero a media mañana estaba a punto de vomitar, con esa sensación de
que el estómago te da vueltas. Lo único que quería era tirarme a mi cama pero
no podía.
En cuanto me convencí que no podría ir al trabajo, tuve que
prepararme una sopa de dieta porque a pesar de todo yo siempre tengo apetito.
Yo pienso que al comer se disuelve la bilis y uno mejora, así que tuve que
hacer guardia hasta que estuvo listo mi almuerzo y recién después pude pegarme
una siesta.
Al despertar seguía con el malestar, aun así tuve que hacer
una gestión cerca a mi casa, pero tuve que renunciar a asistir a una celebración
importante en mi trabajo. ¡No me daba el cuerpo!!
Cómo habré estado de aturdida que me olvidé de ir a pagar
mis tarjetas de crédito que vencían hoy… ni modo. Cuando me di cuenta ya no lo
podía hacer ni por internet.
Pienso en la razón del PATATÚS: ¿Mucho estrés?, ¿Mucho
cansancio?, ¿Algo que comí?, ¿Algún colerón?, ¿Miedo a reencontrarme con la
gente?? ¿O será que ya faltan solo 10 días para mi próximo control médico…? ¡No
había pensado en eso…!
Estos ataques de pánico me hacen recordar al año 1997, luego
de que me hicieran radioterapia por mi segundo episodio de cáncer. Fue la época
más horrible de mi vida, me moría de miedo de morirme y, por las noches, acostumbraba a imaginarme
lo que sería la muerte, hasta que me convencí que la muerte sería algo
agradable.
Realmente necesito tomarme un tiempo para poner mis ideas en
orden y seguir mi recuperación aun no estoy lista para afrontar el estrés
propio del trabajo, al menos no en las condiciones actuales. Estos últimos días
varias personas me han recordado que no debo estresarme, y eso me estresa
porque tengo muchas cosas que hacer contra el reloj. ¡Estoy atrapada en un estresante
círculo vicioso!
Gracias, Señor por las
vacaciones que aún me quedan porque no tomé a causa de la enfermedad. Ahora puedo aprovecharlas y
recuperarme. Tú sabes que las necesito.