El viernes pasado terminé mi radio (25 sesiones) y el
próximo martes empiezo mi quimio, la tercera quimio de mi vida (o por mi vida).
Entonces disfruto unos días libres, para recuperar mi organismo, prepararme
anímicamente y darle curso a ciertos pendientes.
El doctor debe haberse reunido en junta de médicos para decidir
el mejor tratamiento para mí, yo le he dicho que lo dejo en sus manos y nos
vemos el martes… Cuanto menos sepa, mejor.
Mi situación es bastante prometedora, sin embargo a mí me
interesa conocer los riesgos. El radioterapista dice que no se puede dar radio
a la misma zona dos veces (yo no sabía eso), es decir que si mis nódulos no hubieran
desaparecido no me podrían volver a radiar.
Mi oncólogo, ha tenido que estudiar los químicos que me
pusieron antes, los que me puso él hace un año, para optar por la combinación
adecuada en este momento. Yo le pregunté por los tratamientos biológicos (esos
que te hacen especialmente para tu tumor y no te trae efectos secundarios) pero
dice que no se adecua al tipo de cáncer que yo tengo. Me explicó que se aplica para
mama, para colon y algunos más pero no para mi caso. Tal vez más
adelanto me dijo, no quise preguntar por qué.
A veces hay que dejar espacios para el misterio, para la
confianza en el médico, para que Dios actúe con toda su bondad y sabiduría. No podemos
controlarlo todo.
Yo vivo estos días como una cuenta regresiva, equilibrando
lo que quiero hacer con lo que tengo que hacer. No sé cómo reaccionará mi cuerpo,
esperemos que tolere bien el tratamiento.
Sé que tengo que tomar algunas precauciones importantes
ahora que vivo sola, tal vez me mude unos días, tal vez no. Ya les contaré.
Gracias, Dios Mío, por
las nuevas oportunidades que nos pones delante, gracias por la esperanza de
recuperación, por la fuerza para luchar, por el apoyo de médicos, amigos,
familiares. Gracias por todos los ángeles que me envías para sostenerme. Y
muchas, muchas gracias por este regalo de la vida.