miércoles, 26 de noviembre de 2014

Me (de)volvió la fe

Los que me siguen saben que no escribo hace tiempo, quiero decir bastante tiempo. Desde que mi tratamiento dio resultados confusos y me cambiaron de medicinas no he podido tener un  solo pensamiento claro que compartir.

La reacción de mis amigos y familiares, en cambio, fue mucho mejor. Algunos solo te escuchan, otros te arengan “¿sigues en el limbo?” o “¿no estarás comiendo azúcar ni tomando leche, no?, otros te buscan contacto con sanadores de este mundo y otros, que no han perdido la fe insisten “avísame para rezar la novena juntos…”

La novena al Divino Niño, se me presentó como un deber, algo que debía hacer por mí misma, pero mientras la rezaba sentía que había perdido la fe que antes le tenía al pequeño y milagroso Niño Jesús. De todas maneras la continué por si obraba en mí algún milagro. Y el Niño se manifestó de maneras sutiles.

Hace dos días una buena amiga se dio un tiempo y vino a visitarme,  su presencia me ayudó a poner algunas ideas en orden y darme cuenta que debía tomar una decisión sobre mi vida, mi tratamiento y sus consecuencias. Estoy muy acostumbrada a seguir el mandato de los médicos pero ¿qué digo yo sobre mi situación…?, ¿qué hago yo para sanarme?, ¿en qué creo?, ¿qué quiero?

A esta amiga le confesé mis temores: Mi situación de salud me pone frente a la posibilidad de acogerme a un periodo de invalidez parcial o total si fuera total dejo de trabajar y recibiría una pensión equivalente al 70% de mi sueldo algo que no deja de resultar tentador pero corro el riesgo de perder mi EPS el seguro que está cubriendo mis gastos oncológicos actualmente. Mis médicos, mis amigos, mis familiares coinciden en una advertencia: “NO PUEDES PERDER TU EPS” y esto me genera tal ataque de pánico que me paraliza y no sé qué hacer.

Hace pocos días pensé en mi subconsciente, que últimamente hace lo que quiere. La verdad es que  la idea de no seguir trabajando me atrae muchísimo… tanto que  temo que podría convertirse en la razón de que no funcionen los tratamientos. Lo cual resulta un gran absurdo. Ante este escenario, el riesgo de perder la EPS resulta lo de menos. Si dejo de trabajar estoy segura que me curo, ya no necesitaría enfermarme.

-“No te voy a decir cómo alinear tu consciente con tu subconsciente” concluyó mi amiga, “eso debes averiguarlo tú misma”.

No pasaron ni 24 horas cuando encuentro un mensaje de otra querida amiga, que ha dejado las comunicaciones para dedicarse a sanar y me comenta “el otro día estaba haciendo meditación ThetaHealing y tu nombre se me vino a la mente, ¿cómo estás? Ojalá podamos vernos”.

Un tremendo escalofrío recorrió mi cuerpo al pensar en la coincidencia de que esta amiga pensara en mí cuando no nos vemos en años, pero el escalofrió se pronunció cuando entré a google y descubrí que la meditación ThetaHealing fue creada por una chica que se curó de cáncer.

Recién voy en el día octavo de la novena al Divino Niño y él ya está obrando milagros en mi vida, si de algo tengo certeza es que me envía a mis amigas-ángeles a mostrarme el camino a seguir.

Este Divino Niño me ha devuelto la fe, la fe en él y la confianza en mí misma. 
¡Cómo no creer en él!

Gracias, Señor, por devolverme la fe y por permitirme ver los grandes absurdos que pretenden dirigir mis decisiones en esta vida.