Los que me siguen saben que no escribo hace tiempo, quiero decir
bastante tiempo. Desde que mi tratamiento dio resultados confusos y me
cambiaron de medicinas no he podido tener un
solo pensamiento claro que compartir.
La reacción de mis amigos y familiares, en cambio, fue mucho
mejor. Algunos solo te escuchan, otros te arengan “¿sigues en el limbo?” o “¿no estarás comiendo azúcar ni tomando
leche, no?, otros te buscan contacto con
sanadores de este mundo y otros, que no han perdido la fe insisten “avísame
para rezar la novena juntos…”
La novena al Divino Niño, se me presentó como un deber, algo
que debía hacer por mí misma, pero mientras la rezaba sentía que había perdido
la fe que antes le tenía al pequeño y milagroso Niño Jesús. De todas maneras la
continué por si obraba en mí algún milagro. Y el Niño se manifestó de maneras
sutiles.
Hace dos días una buena amiga se dio un tiempo y vino a
visitarme, su presencia me ayudó a poner
algunas ideas en orden y darme cuenta que debía tomar una decisión sobre mi
vida, mi tratamiento y sus consecuencias. Estoy muy acostumbrada a seguir el
mandato de los médicos pero ¿qué digo yo sobre mi situación…?, ¿qué hago yo
para sanarme?, ¿en qué creo?, ¿qué quiero?
A esta amiga le confesé mis temores: Mi situación de salud
me pone frente a la posibilidad de acogerme a un periodo de invalidez parcial o
total si fuera total dejo de trabajar y recibiría una pensión equivalente al
70% de mi sueldo algo que no deja de resultar tentador pero corro el riesgo de
perder mi EPS el seguro que está cubriendo mis gastos oncológicos actualmente.
Mis médicos, mis amigos, mis familiares coinciden en una advertencia: “NO
PUEDES PERDER TU EPS” y esto me genera tal ataque de pánico que me paraliza y
no sé qué hacer.
Hace pocos días pensé en mi subconsciente, que últimamente hace
lo que quiere. La verdad es que la idea
de no seguir trabajando me atrae muchísimo… tanto que temo que podría convertirse en la razón de que
no funcionen los tratamientos. Lo cual resulta un gran absurdo. Ante este
escenario, el riesgo de perder la EPS resulta lo de menos. Si dejo de trabajar
estoy segura que me curo, ya no necesitaría enfermarme.
-“No te voy a decir cómo
alinear tu consciente con tu subconsciente” concluyó mi amiga, “eso debes averiguarlo tú misma”.
No pasaron ni 24 horas cuando encuentro un mensaje de otra
querida amiga, que ha dejado las comunicaciones para dedicarse a sanar y me comenta “el otro día estaba haciendo meditación
ThetaHealing y tu nombre se me vino a la mente, ¿cómo estás? Ojalá podamos
vernos”.
Un tremendo escalofrío
recorrió mi cuerpo al pensar en la coincidencia de que esta amiga pensara en mí
cuando no nos vemos en años, pero el escalofrió se pronunció cuando entré a
google y descubrí que la meditación ThetaHealing fue creada por una chica que
se curó de cáncer.
Recién voy en el día octavo de la novena al Divino Niño y él
ya está obrando milagros en mi vida, si de algo tengo certeza es que me envía a
mis amigas-ángeles a mostrarme el camino a seguir.
Este Divino Niño me ha devuelto la fe, la fe en él y la confianza
en mí misma.
¡Cómo no creer en él!