Alguien me dijo “a las personas que están en tu condición
les va apareciendo una cosa luego otra, deberías pensar en disfrutar el tiempo
que te queda sin tantas presiones”.
Este barco está haciendo agua, pensé empáticamente, pero un
segundo después ya estaba lamentando lo mal informado que estaba mi
interlocutor.
Es cierto que en los últimos años he tenido que enfrentarme
a dos nódulos cerca al hígado (2012), a otros dos nódulos en la zona pélvica (2013)
y a un tumor en el colon, el cual fue extraído con cirugía y a otros dos
nódulos que volvieron a salir cerca al hígado (ahora en el 2014). Es decir me
he enfrentado a siete nódulos en tres años.
Para mí no es una hazaña, es simplemente lo que me tocó
enfrentar, pero las personas cercanas a mí a veces lo ven de otra manera.
Si a esto le agregamos que ha surgido un nuevo nódulo
resistente a la quimio que me venían aplicando, entonces la cosa cambia, no
culpo a quienes crean que mi situación está complicada.
Pero yo no lo siento así, será que mi lucha viene de hace 21
años y que he estado sana durante 14 años, cuando las estadísticas señalaban
que viviría a lo más cinco años más. Para mí este medio vaso está lleno, no
está vacío. Está lleno de esperanza, está lleno de energía positiva, está lleno
de vitalidad.
Podemos pensar que Dios nos pone pruebas y que el cáncer es
una de ellas o podemos pensar que Dios se cansó de mandarme indirectas y ha
decidido obligarme a cambiar el rumbo de mi barco para que encuentre mi misión en la vida y me dedique
a lo que realmente me hará feliz.
En el próximo post les contaré por qué digo esto.
Gracias, Señor, por las
personas que piensan diferente y tienen el valor de hablarte con sinceridad y
cariño. Al principio el golpe duele, pero luego una reacciona y saca fuerza de
donde parece no quedar ninguna. Bendiciones para ellas!.
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