sábado, 14 de julio de 2012

La felicidad del Gozo


Cuando pensé en abrir este blog, mi intención era escribir sobre el contraste entre las cosas que te llenan de felicidad y las que te traen abajo apenas unos días después.

Recuerdo una conversación con mi cuñado Carlos, acerca de la forma en que yo vivía la vida o cómo la sentía. Un día soy feliz al máximo porque logré algo o algo bueno pasó y al otro estoy decaída porque la vida me ha golpeado. Para mí resultaba muy desgastante pasar de la alegría  a la tristeza de golpe.

No se trata de mí, no soy bipolar. Se trata de la vida.  Me casé con el hombre que yo consideraba mi otra mitad y sentí una gran felicidad, a los cuatro meses me operaban de cáncer. Terminé mi tratamiento ¡qué felicidad! Me separé a los dos meses. Sí estas vivencias contrastadas me parecieron violentas,  el ritmo de los contrastes en mi vida ha ido en aumento con los años. Sustenté mi tesis de maestría un día 13 de diciembre, el día 17 celebraba el décimo aniversario de mi publicación más vendida y el día 22 me diagnosticaron los nódulos peritoneales. ¡Plop! Sentí como si tuviera el karma de que la felicidad me durase poco.

Mi cuñado que es de ascendencia china me explicó que los sabios chinos viven la vida en equilibrio, ni muy felices ni muy tristes. Yo no podía imaginar una vida así de aburrida. Me resultaba impensable.
Pero ahora he cambiado. 

Ayer realicé los ejercicios del código curativo que corresponde a la virtud del Gozo. Buscando una frase de enfoque de verdad con la que me identificara encontré la siguiente: “La felicidad depende de las circunstancias. El gozo llega a pesar de las circunstancias. Yo elijo el gozo”.

Cuánta verdad en la frase y qué oportuna en mi vida. Yo nunca me había puesto a pensar en que gozo y felicidad fueran diferentes. Según Google, gozo es el “Sentimiento de placer, satisfacción o alegría por el disfrute de una cosa”, mientras que la felicidad es un “Estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena”.
Es decir el gozo es un sentimiento, la felicidad es un estado de ánimo, es decir algo pasajero.

Y ahora que reflexiono al respecto, gracias al gozo es que yo puedo contar cosas divertidas o exaltarme, a pesar de que me encuentro en un periodo de relativa no-felicidad.  

Luchar contra el cáncer no te da felicidad, tal vez te la opaque, pero no te impide gozar de la vida. El gozo está más allá. ¡Qué maravilla!

¿Por qué toda nuestra cultura apunta a ser felices, en lugar de ser vivir gozosos? Esa es la clave de la verdadera felicidad. No depender de las circunstancias sino de tu deseo profundo de ser feliz pase lo que pase, es decir vivir en gozo o con gozo (esto es tan nuevo para mí que no sé ni cómo conjugar los verbos con este sustantivo).

Gracias, Señor por haber puesto esta lectura en mi camino. Por permitirme descubrir a mis 50 años que existe el gozo y que así como el amor es un sentimiento que no se afecta por las circunstancias (…o que no debería). Recuérdame siempre que el gozo de vivir es un regalo tan valioso que no puede opacarse por asuntos terrenales.

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