Cuando pensé en abrir este blog, mi intención era escribir
sobre el contraste entre las cosas que te llenan de felicidad y las que te
traen abajo apenas unos días después.
Recuerdo una conversación con mi cuñado Carlos, acerca de la
forma en que yo vivía la vida o cómo la sentía. Un día soy feliz al máximo porque logré algo o algo bueno pasó y al
otro estoy decaída porque la vida me ha golpeado. Para mí resultaba muy
desgastante pasar de la alegría a la
tristeza de golpe.
No se trata de mí, no soy bipolar. Se trata de la vida. Me casé con el hombre que yo consideraba mi
otra mitad y sentí una gran felicidad, a los cuatro meses me operaban de
cáncer. Terminé mi tratamiento ¡qué felicidad! Me separé a los dos meses. Sí estas vivencias contrastadas me parecieron violentas, el
ritmo de los contrastes en mi vida ha ido en aumento con los años. Sustenté mi
tesis de maestría un día 13 de diciembre, el día 17 celebraba el décimo
aniversario de mi publicación más vendida y el día 22 me diagnosticaron los
nódulos peritoneales. ¡Plop! Sentí como si tuviera el karma de que la felicidad me durase poco.
Mi cuñado que es de ascendencia china me explicó que los sabios chinos
viven la vida en equilibrio, ni muy felices ni muy tristes. Yo no podía
imaginar una vida así de aburrida. Me resultaba impensable.
Pero ahora he cambiado.
Ayer realicé los ejercicios del
código curativo que corresponde a la virtud del Gozo. Buscando una frase de
enfoque de verdad con la que me identificara encontré la siguiente: “La felicidad
depende de las circunstancias. El gozo llega a pesar de las circunstancias. Yo
elijo el gozo”.
Cuánta verdad en la frase y qué oportuna en mi vida. Yo nunca
me había puesto a pensar en que gozo y felicidad fueran diferentes. Según Google,
gozo es el “Sentimiento de placer, satisfacción o alegría por el disfrute de
una cosa”, mientras que la felicidad es un “Estado de ánimo de la
persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o
disfrutar de una cosa buena”.
Es decir el gozo
es un sentimiento, la felicidad es un estado de ánimo, es
decir algo pasajero.
Y ahora que reflexiono al respecto, gracias al gozo es que
yo puedo contar cosas divertidas o exaltarme, a pesar de que me encuentro en un
periodo de relativa no-felicidad.
Luchar contra el cáncer no te da felicidad, tal vez te la
opaque, pero no te impide gozar de la vida. El gozo está más allá. ¡Qué
maravilla!
¿Por qué toda nuestra cultura apunta a ser felices, en lugar
de ser vivir gozosos? Esa es la clave de la verdadera felicidad. No depender de
las circunstancias sino de tu deseo profundo de ser feliz pase lo que pase, es
decir vivir en gozo o con gozo (esto es tan nuevo para mí que no sé ni cómo conjugar
los verbos con este sustantivo).
Gracias, Señor por
haber puesto esta lectura en mi camino. Por permitirme descubrir a mis 50 años
que existe el gozo y que así como el amor es un sentimiento que no se afecta
por las circunstancias (…o que no debería). Recuérdame siempre que el gozo de
vivir es un regalo tan valioso que no puede opacarse por asuntos terrenales.
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