miércoles, 11 de julio de 2012

Una violeta llamada Asunción


Hace unos días  me compré la violeta africana que quería, está repleta de flores de un color violeta indeterminado. La he llevado conmigo a mi nuevo hogar  y la he trasplantado a otra maceta. Mientras lo hacía, muchas imágenes vinieron a mi mente: mi mámá, pionera en el asunto de la violetas , y mi tía Asunción, quien descubrió también el gusto por cultivar violetas y llegó a tener ejemplares dignos de concurso.

Mientras la acomodaba me hacía la idea que mi tía me la había regalado, y la he bautizado con su nombre. Nunca antes le había puesto nombre a una planta, pero lo he hecho para sentirme cerca de ella, ahora que está enferma y no puedo verla.

La noticia de su hospitalización me ha golpeado, yo hablé con ella hace menos de dos meses y se le oía muy bien. Aunque es una de mis tías más queridas, he decidido no visitarla. No me siento lo suficientemente fuerte emocionalmente para brindar apoyo, además está en la misma Clínica donde estuvo mi mamá, y eso  todavía me produce conflicto.

En estos días,  también hice un código curativo de El Perdón, no es nada sencillo, porque hay tanto que perdonar en la vida, sobre todo a una misma. Hay cosas que pasan y, entonces, uno tiene que perdonar a Dios, a la vida o al destino. Hay gente que te defrauda y que tienes que perdonarla. Y hay cosas que hacemos a diario por las cuales luego tendremos que perdonarnos.

Cuando pienso que ya no tengo nada que perdonar, me doy cuenta que todavía hay cosas que me molestan, algunas de ellas insignificantes pero ahí están. Bueno, difícil vivir sin tener que perdonar.

Por estos días he pensado mucho en mis primas, que la deben estar pasando mal: en mi tío, que aún no debe salir de su asombro con esta situación repentina. Cuando pienso en mi tía, siento que ella es la que menos sufre. Nada debe compararse a la muerte de mi prima Adita, diez años atrás. Ella impotente sin poder hacer nada por cambiar el destino de su hija. “Todo va a estar bien” le habría prometido, rogando por un milagro que no llegó. Su misión era darle fuerza y apoyo, aunque su corazón se quebraba en mil pedazos y se volvía a pegar una y otra vez.

El cáncer se ha llevado a muchos seres queridos en mi familia, a pesar que hay más probabilidades de sufrir un accidente  de tránsito. Me pregunto si es un asunto de genética o de creencias dañinas, mal manejo de sentimientos  o hábitos alimenticios destructivos que se han transmitido de generación en generación. Aun espero la respuesta.


Señor, dame fuerzas para aceptar tus designios. Dale fuerzas a mi tía para afrontar su enfermedad. Ilumínanos a todos para que podamos perdonarnos unos a otros -y a nosotros mismos- para aliviar la carga de culpa que puede llegar a enfermarnos. 

2 comentarios:

  1. Hola Misky soy sofi, gracias por responder mi pregunta a cerca de la hidratación después de la quimio. Mi hno fue a su segunda quimioterapia hoy es el tercer día y se siente muy mal, le colocaron ya un venovit un suero creo con vitaminas, yo les comenté de los electrolitos a ver si se los colocan, gracias por todo, te deseo éxitos en todos los roles de tu vida, tu salud, tu nuevo hogar, tu trabajo en todo. Que mi Dios que todo lo pueda te acompañe. mil bendiciones.

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  2. Sofi:
    Espero que tu hermanop ya se sienta mejor. Explícale que el malestar es producto del tratamiento y no de la enfermedad. Es importante tener claro ese panorama para no caer en depresión.

    Saludos.

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