jueves, 13 de septiembre de 2012

Pisando fuerte!!


Estoy decidida a avanzar por la vida dando pasos firmes, recuperando mis intereses personales.

Episodio I

Así lo hice hace poco, me inscribí en un taller de capacitación sobre Promoción a la lectura y escritura a través del arte relacional. Estaba tan emocionada descubriendo mi cuerpo y sus sentimientos para volcarlos en un poema, que me olvidé que alguna vez me hicieron quimioterapia, que aun tenía ciertas limitaciones en mis terminaciones nerviosas de pies y manos…en fin, me olvidé de todo.

Después de estar dos horas de pie, me animé a tomar unas fotos, saqué mi cámara fotográfica y me puse de cuclillas. Foto 1, foto 2, foto 3, un poco más a la derecha, un poco más a la izquierda… 

Cuando estaba por terminar, aún en cuclillas quise mover mis pies y ¡OH, OH!!! ¡Mis pies NO respondían!!! Pies a la derecha, indicaba mi  mente a los pies y estos nada. No sentía ni controlaba nada de mis pantorrillas hacia abajo. Traté de darme impulso con las caderas y solo conseguí rodar por el suelo como los muñecos porfiados.

Felizmente al caer se estiraron mis piernas y recuperé el control y pude levantarme…

Episodio 2

Después de un día atareado, como premio me voy a una tienda decidida a aprovechar las ofertas de fin de temporada y compararme unas botas. ¡Flechazo!!! ¡Amor a primera vista!!! Las botas de mis sueños, en mi talla y con un buen descuento…

Me las probé inmediatamente y para mi sorpresa me quedaban grandes. Pedí una talla menos y me quedaban bien. Palpé la punta de mis pies para ver si efectivamente mi pie estaba cómodo. Yo las sentí perfectas. Saqué mi tarjeta de crédito y me las llevé a casa. Me pasé pensando que falda me pondría para lucirlas al día siguiente. No veía las horas de estrenarlas… Más que emocionada metí mi piecito en la bota y ¡Oh, Oh, maravilla!! Parecía una de las hermanastras de Cenicienta tratando de entrar en el zapato de cristal… Mi pie entró en la bota pero no podía estirar los dedos. Al pisar era evidente que mi pie era más largo que el # 35 que había comprado. ¿Cómo fue que mi pie creció de un día para otro??? 

La respuesta es muy sencilla, las terminaciones nerviosas de mis manos y mis pies aun están afectadas por el placitaxel.
Por suerte logré cambiarlas botas por mi número habitual y ahora sí he podido estrenarlas… ¡Un éxito!!!


Señor, gracias por estos momentos de total amnesia de mi pasado reciente, del olvido total de mis limitaciones. Gracias por los buenos momentos que me regalas en esta nueva etapa de mi vida.

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