Estoy a una semana de cumplir un año de esta nueva aventura en contra del cáncer.
Un año puede parecer muy largo o puede parecer muy corto.
A mí se me ha pasado volando. Los primeros ocho meses
tuvieron un ritmo normal pero los últimos cuatro meses han sido de locos. He hecho muchísimas cosas, como se diría he
vivido a alta intensidad…
Pero ahora bajaré el ritmo. Aprovecharé las vacaciones y de
aquí a marzo viviré en slow motion, quiero tener más tiempo para mí, para
escribir.
Mañana me tomarán un tomografía en mesa plana para que
puedan planificar bien mi radioterapia.
El miércoles me reuniré nuevamente con el radioterapista y
seguramente me explicará los detalles del tratamiento. Estos son unos días muy
duros para mi estabilidad emocional. Hago ejercicios para mantener el
autocontrol y más o menos que lo logro, pero a ratos flaqueo.
Estoy sensible y me voy a alejar de todas aquellas personas que
puedan tirar abajo mis frágiles fuerzas. Hoy estuve con mi tía más cercana, nos
reunimos para orar junto a la corona de Navidad. Todo iba muy bien hasta que
ella se mandó con su petición en voz alta como si yo no estuviera ahí presente,
escuchando todos sus temores respecto a mi salud. Me ha afectado.
Hay personas que me apoyan de otra manera, que me
ayudan a aceptar mi situación pero de una manera positiva. Mi amiga escritora que
está por cumplir 80 años me cuenta que cada día es un regalo y que debo vivirlo
lo mejor que pueda, que debo divertirme. Eso me da paz. Mi cuñado me ha animado
a ir a un curso para controlar el stress. Espero que el gurú sea muy bueno
porque yo soy un hueso duro de roer… Mi socio me ha conseguido un lote de botellas
de agua alcalina con PH de 7.9 y 9.5 para
ayudarme en mi tratamiento y tal vez evitar la quimio. Mi hermana me ha traído
pasas chinas, unas semillas que se llaman chia, salvado de avena para limpiar
mi colón y hasta un táper con quinua ya preparada para asegurarse que me estoy
alimentando bien, en fin…por ayuda no me quedo.
Mis compañeras de trabajo se han confabulado entre ellas
para evitar que tome gaseosa. Estuve dos días con dolor de cabeza y yo sabía
que se me pasaría si tomaba una coca cola. Aproveché un descuido de ellas y
santo remedio. Adiós dolor de cabeza. Pero claro, en estos días de tanta
tensión saber si el dolor de cabeza es por síndrome de
abstinencia de las gaseosas, si porque empecé los códigos curativos y el dolor
de cabeza es señal de que me estoy sanando o si la cabeza me duele porque
durante la noche he apretado terriblemente los dientes…
Mañana empieza la semana, ojalá empecemos con el tratamiento
también.
Señor, gracias por
cada nueva oportunidad que me das de replantearme mi vida y ser mejor persona.
Dame fuerzas para afrontar esta nueva etapa de lucha e ilumina a los médicos para que encuentren la mejor forma de
tratarme. Bendice a todos mis ángeles terrenales que me acompañan y me alientan
cada día, por favor.
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