miércoles, 24 de octubre de 2012

Retroceder nunca, rendirse jamás


Retroceder nunca, rendirse jamás, ese es mi lema. Mi cuerpo ha sostenido una increíble recuperación desde que terminé la quimio.

Mi pelo ya ha cubierto todo mi cuero cabelludo, aunque está más crespo que nunca y en vez de crecer se enrolla…

Mis manos dejaron de sentirse el adormecimiento de los dedos… y, aunque con esfuerzo, ya logran quitar las tapas rosca de las botellas de agua o gaseosa.

Mi torso ya no me duele cuando trajino mucho. ¡Qué gran alivio!

Y mis piernas han  recuperado su fortaleza, felizmente. Ya no tengo que cambiar mi auto con urgencia por uno automático. He vencido al pedal del embrague y no me cansa tanto manejar.

Pero lo que aun no puedo vencer es ponerme en cuclillas. He empezado a darle a la bicicleta estática, pero no es suficiente. El sábado me incliné para tomarme una foto con una niña y –como ya es costumbre- terminé caída en el suelo. Unos días antes también tuve un episodio de falta de coordinación con mi pierna izquierda, intentaba bajar de una camioneta por el lado izquierdo y mis piernas se enredaron. No hay forma de que mi pierna izquierda reciba el peso de mi cuerpo, hice unos giros acrobáticos… que ni en el baile del tubo…

Se lo comenté al doctor Pun y su diagnóstico fue tajante: “Se te ha atrofiado el músculo”. Cuando estaba a punto de echarme a llorar, me mostró un libro en francés y me explicó los tres puntos clave para hacerme yo misma una fisioterapia en mi pierna. Lo curioso es que en esta técnica no se usan agujas sino el calor de una especie de puro que se llama mocha (moxaterapia).

La terapia consiste en prender el puro (sin fumarlo)  y acercarlo a los puntos clave haciendo pequeños círculos, cuando la piel ya no resiste el calor, se para. El olor de esta vara de mocha es penetrante y se me impregna en la ropa y en los dedos de la mano, aunque hago mi tratamiento en el patio.

Me maravilla la medicina china, para esta no hay imposibles… siempre tienen una yerba más que agregar a mi preparado o soluciones ancestrales naturales, como esta,  para recuperar mi músculo atrofiado.

Cuando prendo mi mocha me transformo en toda una chamana y disfruto de este encuentro con la sabiduría china ancestral en pleno siglo XXI.


Gracias, Señor, por la oportunidad de contar con la sabiduría ancestral china para resolver nuestros pequeños grandes problemas de salud. Bendice a mis oncólogos y al doctor Pun, que muy a su estilo, me está ayudando a seguir adelante.

1 comentario:

  1. Me consta que manejas muy bien, fue un gusto encontrarte. Sigue adelante Miski, eres toda una guerrera.

    ResponderEliminar