domingo, 28 de octubre de 2012

Tres veces ESTRELLA


En mi vida se suceden los acontecimientos a veces con mucha rapidez y no me dejan darme cuenta de lo que realmente está ocurriendo.

Así me ha pasado con este tema de ser estrella de TV.  Salir en el  Programa Cuídate Mucho ha sido un paso muy importante para mí. Salir a contar mi historia a través de una entrevista dando mi cara, con mi nombre y apellido, sin seudónimos. No era Miski, la guerrera, era Rosa María, la escritora.

Verme  en TV fue un cúmulo de emociones desconcertantes. Justo para ese fin de semana mi hermana me había pedido que su hija de 15 años se quedara conmigo, yo ya estaba comprometida cuando me avisaron que salía el programa, esa noche. Yo no le dije nada, esperando que quisiera irse a ver su facebook o jugar algo en la compu, pero no ella se acomodó a mi lado a ver la TV. Yo estaba aterrada.

El programa empezó y yo sentí PUDOR, MIEDO, VERGÜENZA, todo al mismo tiempo, lo único parecido que se me ocurre se denomina AMPAY.

Yo conocía mi historia, he trabajado mucho la de Miski, pero en la TV discurría otra, la que el programa contaba de mí. Y sí, era yo hablando de mi vida, de mis tres cánceres, de mi separación, de mi sobrevivencia, de mi misión con los niños. También estaban las historias de las otras dos chicas, valerosas y optimistas.

Sobreviví a la emisión del programa, pero quedé en estado de shock. No tenía mucho tiempo para digerir lo que me estaba pasando porque al día siguiente, recibiría a mis pequeños escritores a las 10 am y por la tarde sería una estrella de la Literatura Infantil en mi encuentro de Halloween con mis lectores en una de las mejores librerías de Lima. Y yo estaba a cargo de la producción. Por la noche me fui al cine a olvidarme de todo con una película a la medida de mi evasión.

El domingo se cumplían 23 años de la muerte de mi mamá. Mi hermana había reservado misa  las 10,30, pero yo no fui. A esa hora me estaba dirigiendo a Quebrada Verde en Pachacámac para hacer el circuito y luego convertirme nuevamente en  estrella solidaria y dirigir un taller con los niños de la zona. 

El tiempo y las fuerzas me alcanzaron milagrosamente para hacer todo y volví a mi casa como a las ocho de la noche.

Caí rendida, no pensé en nada y dormí hasta el día siguiente. El lunes me levanté temprano, corregí lo exámenes parciales de mis alumnos de la universidad, me preparé mi desayuno y justo cuando me iba a bañar me di cuenta que eran las 10.10 y que mi clase no era a las 11 sino que ya había empezado sin mí. Tuve que llamar, dar una excusa y volver a la rutina lo más rápido posible.

Esta fue la primera señal de mi turbación emocional.  La semana fue dura, felizmente resolví los temas de trabajo, pero tuve que ir  todos los días. Hay que decirlo, las estrellas también trabajan y mucho; y tienen sus pequeñas estrelladas…

Hoy he llorado al ver unas fotos de mujeres con cáncer de mama, de mujeres luchadoras como Miski y como yo, que dan la cara. Me he dado cuenta que es la primera vez que lloro en todo este proceso. Y no lloro por autocompasión o por miedo, lloro porque estoy muy sensible. Lloro porque hay gente que me ha escrito, que me ha dicho que vio el programa, lloro por los mensajes solidarios. Lloro por las pequeñas alegrías y las grandes tristezas. Lloro porque estoy sola en casa y puedo llorar. Y, tal vez, simplemente llore porque necesito un abrazo en este momento.

Esto de ser adulto es difícil, ser una estrella (aunque efímera) de TV es aún peor.


Señor, Gracias, por mi círculo cercano de apoyo, gracias por los ángeles como Mercedes Cardoso, que se comprometen con causas para otros imposibles, gracias  por el valor que me obsequias cada día para que pueda seguir con mi vida y brillar como la estrella que quieres que sea. 

1 comentario:

  1. Rosita, no te vi, pero leerte me hace verte enfrentando la cámara y contando tu historia en el set. Valiente y guerrera. Al igual que tú, también doy gracias a Dios por tener cerca ejemplos de coraje como el tuyo, que logran contagiarme de esperanza, energía y valor.

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