sábado, 4 de mayo de 2013

Sarna con gusto no pica - ¡Voy por una!!!


El miércoles 1 de mayo, mientras la mayoría celebraba el Día el Trabajo, yo iba rumbo a Aliada (Oncocare se ha convertido en Aliada contra el Cáncer), para recibir mi quinta quimioterapia.

El doctor C me preguntó cómo iba de mis energías, a cuánto de mi capacidad estaba. Al 30% le contesté. Entonces me dijo que aguantara un poco más que luego del tratamiento ya volvería a ser la misma Miski de antes.

Lo de las energías es algo difícil de determinar. La semana pasada era mi semana libre, por lo tanto yo me decidí a celebrar mi cumpleaños con un almuerzo familiar con parrilla el sábado 27. Cada día de la semana hice algo: una compra, ubicar los cubiertos, alistar los platos, en fin. Adelanté lo más que pude, conseguí ayuda y pasé un lindo día. Comí rico pero moderadamente. Lo que no  hice fue hacer mi siesta habitual después del almuerzo y no me recosté hasta las 7 de la noche, cuando terminamos de recoger todo.

Al día siguiente, domingo, no podía ni moverme. Me dolía la espalda como si me hubieran molido a golpes. No tenía fuerzas. Descansé, descansé y descansé.

El lunes fue otro día. Me levanté mejor, animada porque tenía cita con mi oncólogo. Como cada mañana me puse a jugar con nuestra perra. Perseguirla, lanzarle la pelota, perseguirla. Al agacharme a recoger la pelota sentí un mareo. Me levanté y noté que estaba agitada, tan agitada que el corazón se me salía por la boca. Entonces me recosté y descansé como media hora, pero mi corazón seguía latiendo fuerte.

Al llegar al consultorio, me tomaron la frecuencia cardíaca y mis latidos iban con una taquicardia tremenda porque todavía estaba agitada porque había subido la escalera al segundo piso en lugar de usar el ascensor.

El doctor C no se alarmó de mi incidente. Por el contrario me comentó que la fatiga es queja constante de todos los pacientes que reciben Docetaxel. En todo lugar lo que me han sugerido es que haga una caminata sin esforzarme mucho para mejorar mi estado atlético.

Es que he subido seis kilos en lo que va del tratamiento. Pienso que eso también afecta, es mayor esfuerzo para mi pequeño corazón.

Ayer fui a mi segunda sesión de hidratación y coincidió con la última sesión de quimio de Paty, una de mis compañeras de tratamiento, ella había llevado bocaditos, chicha y torta para celebrar. Ya se ha vuelto una tradición hacer una fiesta el día de la última quimio. Todos compartimos la alegría del momento y le deseamos lo mejor.

No importa si unos días después volvamos para recibir una hidratación o en la siguiente cita nos manden nuevamente a recibir más quimios. Lo importante es celebrar que hemos llegado a la meta. Que nuestra voluntad y nuestro cuerpo aguantaron y lo logramos. Esta amiga ha recibido quimio por la mama y por el pulmón que se vio comprometido, ahora la van a operar y más adelante… ya se  verá.

En estos días también me he encontrado con otro amigo que ya había terminado su quimio y ha vuelto porque le han detectado un pequeño nódulo en el hígado. Estoy rezando por él y me asombra su serenidad y determinación para vencer este nuevo obstáculo en el camino. Cuando me dio la noticia nos abrazamos y yo lo alenté  diciendo: No te preocupes el doctor C te lo desaparece en una, a lo que él me contestó: en una en dos o en tres, no importa.


Gracias, Señor por los ciclos que se abren y se cierran. Por esas pequeñas metas que vamos cumpliendo y nos hacen sentir que avanzamos. Gracias por el compañerismo, por el ánimo festivo, por el cariño que recibimos de los ángeles que nos pones a nuestro alrededor. Muchas gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario