jueves, 21 de febrero de 2013

¡En cuarentena!


Yo que quería aprovechar esta semana para hacer varias cosas, reunirme con amigos y ordenar mi vida antes de la siguiente quimio; y me doy con que tengo que guardar cama.

Mis leucocitos subieron a 7,500 gracias a las vacunas pero las plaquetas bajaron de 200,000 a 37,000. Eso quiere decir que estoy al límite de que pueda sangrar. Me explicó el doctor que las plaquetas son las que coagulan la sangre en caso de una herida y mi nivel es preocupante. Menos de 20,000 es ya muy peligroso, pueden darse hemorragias espontáneas.

Así que la orden es “Te vas a tu cama y te pones a leer o a ver TV, y si puedes que te lleven los alimentos a la cama”. Mañana me sacaran un nuevo análisis para ver si han subido las plaquetas, sino me tendrán que hacer una transfusión. Me explicaba el doctor que, antes, para hacerte una transfusión de plaquetas necesitabas como 10 donantes, pero que ahora basta con uno porque hay un sistema para multiplicarlas. Me sonó a ciencia ficción.

El doctor estaba preocupado de que no me golpeara con nada, así que no me atreví a  decirle que había ido manejando mi carro y que tendría que manejar con mucho cuidado de regreso a m casa.

Mientras venía conduciendo pensaba en los peligros del tráfico, en la vulnerabilidad de mi salud en este momento, en la gravedad de los efectos secundarios, en la ecuación costo-beneficio.

Mi familia se ha movilizado inmediatamente y ahora estoy bajo un régimen de alimentación híper nutritivo: Hoy tomaré sopa de cuy y de segundo lentejas con hígado frito.  He desayunado avena con quinua, un huevo pasado y juguito de papaya (¡por fin!!!!) Tantos días de dieta blanda (¡odio la sopita de pollo!) me debe haber debilitado.

Pero aquí estoy concentrada en mejorar mi salud para poder continuar el tratamiento, que ya me anunció mi oncólogo será más suave la próxima vez.


Señor, gracias, por los leucocitos que se recuperan rápidamente, gracias por mi hemoglobina que se defiende a pesar de las bombas, gracias por mis plaquetas que están luchando duro para cuidarme, aunque sean poquitas. Gracias por la fe que me da esperanzas y gracias por la ciencia que me brinda opciones (discutibles), pero opciones para sanarme.

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