El doctor dice que el descanso me ha ayudado bastante, pero no
hay que quitarle méritos a la sopa de cuy (con su quinua y sus garbanzos), al
hígado frito, al vaso, a las lentejitas, el batido de plátano con miel de
abeja, algarrobina y huevo, la quinua-avena para el desayuno y la noche… en
fin.
Agradezco a todos los que han rezado por mía a los que han
hecho la novena del Divino Niño o cualquier otra, a quienes me han alentado de una y otra forma
para que resista y me recupere.
Hoy estoy feliz por esta buena noticia y porque ya puedo
mirarme en el espejo sin asustarme. En cuestión de tres días se me cayó el 95%
de mi cabello. Primero parecía Gollum (el duende de El señor de los anillos, inmediatamente me puse un gorro a pesar del calor veraniego. Esta mañana parecía cocoliso porque todavía me quedaban unos cuantos rulos en el cerquillo, pero entre el análisis y la hora de mi cita con el oncólogo pasé por la peluquería.
Ahora estoy feliz, sin cabello pero con mi nueva peluca. He tenido que
improvisar, pero ha quedado bastante bien. En estos días debo preocuparme por sacar mi colección de aretes
y pañuelos para sentirme más femenina, más yo misma.
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