Un pelo en la almohada, luego otro en la tina, un manojo entre
las hebras del cepillo. Muchos más en el suelo, sobre la ropa. Donde quiera que
vaya dejo mi rastro de cabello. Mi nuevo cabello más ensortijado y suave que
nunca me está abandonando.
Hace unos días – justo el día 15 del tratamiento- me brotó
un dolor generalizado en el cuello cabelludo, se sentía como si todos los folículos
pilosos se hubieran abierto. Yo supe que era la señal. El peinado ya no arma.
No he tenido fuerzas de ir a la peluquería, no he podido
encargar una nueva peluca. Solo he rescatado algunos pañuelos y mi turbante.
Ayer la caída fue más dramática, ya se nota espacios vacíos
en diferentes partes de mi cabeza. Me sigue doliendo el cuero cabelludo. Está inflamado.
Me habían dicho que con esta medicina no se me caería tanto
el cabello. Craso error. Esta vez parece que se me caerá todo y en pocos días.
Me divierto haciendo montículos con mis rizos caídos. Me
paso la mano por la cabeza y formo estas bolas de pelo que se van sin
despedirse. No me da pena. No me preocupo por la belleza perdida. La belleza no
me preocupa hace muchos días. Me preocupa mi salud.
Al contrario de Sansón, yo lanzaré un grito de guerra en cuanto
me quede totalmente calva y me cargaré de fuerza para luchar.
Estoy empezando una nueva etapa, la de la visibilidad. “Sí
tengo cáncer ¿y qué? Tal vez tú tengas pero no lo sabes”. Eso le diré
mentalmente a la gente que me mire en las calles. Si no es para sonreírme darme aliento, mejor que no me miren.
Me doy cuenta que estoy más furiosa que nunca. No creo que
sea por la pérdida de mi cabello. Solo estoy furiosa. Quiero llorar.
Gracias, Señor, por las
lágrimas que se llevan las tristezas, gracias por la furia que al final se
transforma en serenidad. Gracias porque sigo viva y con fuerzas para luchar.
Miski, nunca pierdas la fe porque mueve montañas. Otra cosa: somos muchos amigos los que te queremos y oramos por ti. Pero el ingrediente principal y que hace que todo vaya bien está en ti, en tus ganas de luchar; en tus ganas de vivir; en tu creatividad a flor de piel; en tus continuos planes que no quedan solo en eso, sino que los ejecutas con maestría. Si continúas en ese camino, incansable, indesmayable, no te preocupes que no habrá enemigo, por muy grande que este sea, capaz de derrotarte.
ResponderEliminarGracias, Gaby. En los momentos de flaqueza ayuda mucho escuchar a una amiga que te da ánimos con tanta sabiduría, como tú.
EliminarEstamos contigo Miski Guerrera! tu lucha y tus ganas son demasiado fuertes y la fortaleza de todas las personas que te queremos harán mucho más fuerte esa gran lucha! abrazote fuerte!
ResponderEliminarGracias al apoyo de mis ángeles aquí en la tierra ya estoy feliz mirándome al espejo sin ningún pelo en la cabeza.
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