Hace unos 14 años más o menos descubrí la verdadera dimensión del soplo de vida. “Éramos tan solo
un trozo de barro hasta que el Creador nos infundió el soplo de vida y nos convirtió en hombres (
y mujeres), al principio inmortales y luego mortales”. Es decir nuestro soplo
de vida se limitó y desde entonces venimos con fecha de vencimiento.
¿Cuánta carga de vida nos tocó? Es algo que no sabemos.
Normalmente sentimos que nuestra vida será larga e intensa, de niños y jóvenes
no “pensamos” en el soplo de vida, simplemente lo “disfrutamos”.
En el año 2007 me sometí a trentitantas sesiones de
radioterapia con la Bomba de Cobalto. Conforme avanzaba el tratamiento mi cuerpo
iba perdiendo su energía natural a golpe de radiación y diarreas continuas. Se
me hacía difícil caminar, estar mucho rato sentada era incluso un gran esfuerzo
porque el cuerpo quería desmoronarse. Mi vida se regía por periodos de dos
horas, dos horas de actividad, dos horas de sueño… ¡y qué sueño!! Yo
acostumbraba decir “Voy a recostarme porque si no me caigo desplomada”, y eso
era lo que realmente sentía. Yo sentía miedo de perder el aliento y caer
rendida –literalmente-.
Ahí fue que empecé a pensar en el soplo de vida “esto que se
me está acabando es el soplo de vida” reflexionaba. Y pensé tanto al respecto
que llegué a sentir claramente que yo era una mujer joven atrapada en un cuerpo
que estaba envejeciendo y del cual yo no tenía control. Entendía perfectamente
a Platón cuando hablaba del cuerpo como una jaula para el alma. Fue la primera
vez que tuve la certeza que el soplo de vida se refiere a la vida de nuestro
cuerpo orgánico, pero no al otro tipo de vida o existencia. De ese periodo de
reflexión o meditación descubrí que hay una vida a la que siempre despertaré
aún cuando caiga desplomada, de eso estoy segura.
Esta cuarta quimio me ha recordado que el soplo de vida no
se infundió igualitariamente entre todas las personas, unas resisten más que
otras. Y conforme avanzan las quimios la amenaza va creciendo. Levantarse puede
ser un acto heroico, sentarse en la computadora por 10 minutos puede ser “la”
tarea del día y descansar puede convertirse en tu misión salvadora.
Es cierto que una buena dosis de hidratación, electrolitos,
y demás medicamentos directamente a la vena ayudan, pero me temo que pueden
crear dependencia. Pero ¿a quién le importa?
Señor, gracias por el
tremendo soplo de vida que me infundiste y que está aguantando gracias al ejército
de ángeles que me acompañan y me sostienen cuando lo necesito. Estoy en deuda
contigo… mejor dicho, sigo en deuda contigo…
Querida Miski el soplo de vida nos lo da Dios a cada instante y hay que aprovecharlo siempre en tu caso eres un ejemplo, gracias por compartir con nosotros tus pensamientos sabes que estamos siempre contigo!!! y sigue con tus proyectos me encanta que estes tan entusiasmada con hacer cosas nuevas. Te queremos!!!
ResponderEliminar