viernes, 23 de marzo de 2012

El soplo de vida


Hace unos 14 años más o menos descubrí la verdadera  dimensión del soplo de vida. “Éramos tan solo un trozo de barro hasta que el Creador nos infundió  el soplo de vida y nos convirtió en hombres ( y mujeres), al principio inmortales y luego mortales”. Es decir nuestro soplo de vida se limitó y desde entonces venimos con fecha de vencimiento.

¿Cuánta carga de vida nos tocó? Es algo que no sabemos. Normalmente sentimos que nuestra vida será larga e intensa, de niños y jóvenes no “pensamos” en el soplo de vida, simplemente lo “disfrutamos”.

En el año 2007 me sometí a trentitantas sesiones de radioterapia con la Bomba de Cobalto. Conforme avanzaba el tratamiento mi cuerpo iba perdiendo su energía natural a golpe de radiación y diarreas continuas. Se me hacía difícil caminar, estar mucho rato sentada era incluso un gran esfuerzo porque el cuerpo quería desmoronarse. Mi vida se regía por periodos de dos horas, dos horas de actividad, dos horas de sueño… ¡y qué sueño!! Yo acostumbraba decir “Voy a recostarme porque si no me caigo desplomada”, y eso era lo que realmente sentía. Yo sentía miedo de perder el aliento y caer rendida –literalmente-.

Ahí fue que empecé a pensar en el soplo de vida “esto que se me está acabando es el soplo de vida” reflexionaba. Y pensé tanto al respecto que llegué a sentir claramente que yo era una mujer joven atrapada en un cuerpo que estaba envejeciendo y del cual yo no tenía control. Entendía perfectamente a Platón cuando hablaba del cuerpo como una jaula para el alma. Fue la primera vez que tuve la certeza que el soplo de vida se refiere a la vida de nuestro cuerpo orgánico, pero no al otro tipo de vida o existencia. De ese periodo de reflexión o meditación descubrí que hay una vida a la que siempre despertaré aún cuando caiga desplomada, de eso estoy segura.

Esta cuarta quimio me ha recordado que el soplo de vida no se infundió igualitariamente entre todas las personas, unas resisten más que otras. Y conforme avanzan las quimios la amenaza va creciendo. Levantarse puede ser un acto heroico, sentarse en la computadora por 10 minutos puede ser “la” tarea del día y descansar puede convertirse en tu misión salvadora.

Es cierto que una buena dosis de hidratación, electrolitos, y demás medicamentos directamente a la vena ayudan, pero me temo que pueden crear dependencia. Pero ¿a quién le importa?


Señor, gracias por el tremendo soplo de vida que me infundiste y que está aguantando gracias al ejército de ángeles que me acompañan y me sostienen cuando lo necesito. Estoy en deuda contigo… mejor dicho, sigo en deuda contigo…

1 comentario:

  1. Querida Miski el soplo de vida nos lo da Dios a cada instante y hay que aprovecharlo siempre en tu caso eres un ejemplo, gracias por compartir con nosotros tus pensamientos sabes que estamos siempre contigo!!! y sigue con tus proyectos me encanta que estes tan entusiasmada con hacer cosas nuevas. Te queremos!!!

    ResponderEliminar