Gracias a Dios y a las muevas medicinas estoy perfecta. Tal
vez sienta la digestión un poco lenta, pero nada más. El primer día la sesión duró siete horas, pero
todo bien. Mi oncólogo acostumbra que sus pacientes reciban una sesión
de hidratación al segundo día de la quimio, te colocan un suero con el medicamento
para proteger el estómago, luego te ponen la dexametasona y por último el
protector gástrico.
A partir del tercer día tomo un Omeoprasol en ayunas y una pastillita
para evitar las náuseas dos veces al día. Tengo que tomar dos litros y medio de
líquidos al día y comer sano.
En la clínica a la que acudo, me encuentro con más mujeres
que hombres. Los hombres pasan desapercibidos, las mujeres no. Algunas no
tienen ningún signo físico de estar con tratamiento. Hay chicas regias
(operadas de mama) que evidentemente llevan pelucas, van maquilladas, llevan su
laptop y siguen su vida como si nada. Otras mujeres van totalmente peladas, a
lo Sinead O´Connor, maquilladas y bien arregladas, las menos (deben sentirse un
poco más abatidas) llevan su pañuelito o una peluca que ya necesita un retoque.
Yo me puse un turbante coquetón que me he comprado en Iñaqui,
una tienda que queda en Bellísima, el centro de belleza de Marina Mora, así voy
más cómoda.
Me ha llamado la atención que ninguna de las pacientes
estuviera amarilla (como me puse yo hace 18 años) o pálida. La enfermera me
dice que depende del tratamiento pero que ahora las drogas son mejores y no
producen tantos estragos en el hígado. Le
pregunto si en el seguro social y en Oncosalud te ponen las mismas medicinas –
me saco el clavo, por fin-, me informa que no, que te ponen genéricos, que
aunque te curan no te evitan los estragos.
En ese momento, tomo la decisión de seguir pagando mi
tratamiento en forma particular, si no me aprueba la cobertura mi seguro particular (ya me han rechazado tres veces). Yo que he sobrevivido tantos años y sé lo que
son los achaques post quimio y radio, no voy a escatimar en mi salud. Tengo que
cuidar mis venas, cuidar mi hígado, mis riñones… todo mi organismo. Vale la
pena reducir la intoxicación y los efectos secundarios.
El lunes tengo cita en el seguro, ahora sí van a conocer a
Miski Guerrera, la afiliada que después de 18 años de sobrevivir al cáncer no
le teme a nada.
Hoy he recibido una iluminación. Voy a hacerme unas fotos para colocar en mi perfil
del blog y para la carátula del libro que estoy preparando “Sueños y Sombras. Mi
primera batalla”. Las fotos darán que hablar.
Gracias, Señor por
este cuerpo luchador que recibe con alegría su quimioterapia, gracias por el apoyo
de mis amigos y seguidores. Gracias por permitirme expresarme y compartir mis experiencias.
Son mi mejor cura.
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